Susana Cella

Y sobre el molina de las sombras



Y sobre el molino de las sombras     




Olvidada la perra suerte de todos sus maltratos 
Volviendo porque sí a encabalgar tristezas 
o anunciar delicias falsas, rantifusas fugas en mi mayor 
Queda lo que se está apenitas y a penas por decir 
Negadas las calles y los consuetudinarios días 
de rutina siempre impar 
Nos quedan ramitas de viento 
ojos muy abiertos, agudos ángulos 
en cualquier parte nunca avistados 
Y encontrar entreverados 
sangre mordida, bichos ladrones 
y algunos mendigos por doquier.



Bulincito




Qué certeza reclamada
decir que nadie aquí llega por equivocación o sea
no es grande el tugurio, tres por dos a las penas
armando el bajo techo y las paredes blancas
con innumerable esmero
torreando casi a la plaza del Once
no es grande, no es sino
lo que suma piso de madera, ventana corrediza sin alféizar
y unas ratas mordiendo el balcón.

Tan poco a ofrecer salvo
el refugio para acostar a la magnánima sombre sapiente
a la tardanza recontada y mucha falta de pleno
Sucucho menos pobre que alberguero
supiste un día dar con lo que requería un sitio de te quiero.

Neta piecita aislada
Tres por dos apenas, y una ventana
para que una luz demasiada directa
y se mire el mustio cielo
Con o sin sol igual.


SUSANA CELLA (Buenos Aires, Argentiona)
De: "La fuga del infinito mordido", Barnacle, 2021

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