Y sobre el molino de las sombras
Olvidada la perra suerte de todos sus maltratos
Volviendo porque sí a encabalgar tristezas
o anunciar delicias falsas, rantifusas fugas en mi mayor
Queda lo que se está apenitas y a penas por decir
Negadas las calles y los consuetudinarios días
de rutina siempre impar
Nos quedan ramitas de viento
ojos muy abiertos, agudos ángulos
en cualquier parte nunca avistados
Y encontrar entreverados
sangre mordida, bichos ladrones
y algunos mendigos por doquier.
Bulincito
Qué certeza reclamada
decir que nadie aquí llega por equivocación o sea
no es grande el tugurio, tres por dos a las penas
armando el bajo techo y las paredes blancas
con innumerable esmero
torreando casi a la plaza del Once
no es grande, no es sino
lo que suma piso de madera, ventana corrediza sin alféizar
y unas ratas mordiendo el balcón.
Tan poco a ofrecer salvo
el refugio para acostar a la magnánima sombre sapiente
a la tardanza recontada y mucha falta de pleno
Sucucho menos pobre que alberguero
supiste un día dar con lo que requería un sitio de te quiero.
Neta piecita aislada
Tres por dos apenas, y una ventana
para que una luz demasiada directa
y se mire el mustio cielo
Con o sin sol igual.
SUSANA CELLA (Buenos Aires, Argentiona)
De: "La fuga del infinito mordido", Barnacle, 2021
De: "La fuga del infinito mordido", Barnacle, 2021
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