Arturo Corcuera




Un solo de máquina de escribir     




No alcancé a usar pluma de ganso. 
Fui escolar  de pluma de acero y pomo de tinta. 
Ave de pluma de cristal, de pluma fuente. En mi tinta azul 
     Se miraban el cielo y el mar y mi traje dominguero. 
(¿Quién no tiene un traje azul?) 
La reemplazó el bolígrafo. Creció el mundo y crecí yo. 
Llegué veloz, en  locomotora, a la máquina de escribir. 
Me volví gallo: picoteaba las teclas con un dedo, imaginándolas 
                    granos de maíz. Remignton Rand, te sabrás de memoria 
                    mis primeros poemas. 
Oigo hasta hoy tus conciertos de piano:  Back, Beethoven,
                    Mozart, Chopin, Vivaldi, tren de escritorio (Deluz  Model  5)
                    avanzando  por las cuatro estaciones.
Al final del siglo XX, en misil cibernético
                     te sacó de los carriles la posmodernidad.
Están frente a mí  los carretes de cinta
                      que ya no tiñen mis manos ni mis sueños.
Del salón en el ángulo oscuro yacen mi rodillo secreto,
                       mi cigarra incomprendida, mi arpa olvidada




DANIEL ARTURO CORCUERA (1935, Trujillo / 2017, Lima, Perú)




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