Lugares comunes
Entré en Londres
a un merendero cutre (no solo entre nosotros
hay merenderos cutres, entre los ingleses también
y ellos han tenido hasta más cosas, ahora
solo Escocia y un poco de Irlanda y esas
islitas, más allá)
Entré en Londres
a un merendero cutre, peor todavía que nuestros bares
de playa (esto es sólo para los que no pueden
hacerse una pequeña idea de lo que los ingleses
tienen por allá), era
muy pero muy cutre, no es que fuera mal intencionado, era cutre
como decimos, muy lleno de remiendos y con la cocina
sucia. Bien rascuache.
Claro que todos mis prejuicios
de mujer se me vinieron encima, porque en el merendero
sólo había hombres que comían tocino y huevos y jitomate
(si estuviera en Portugal, serían sándwiches de queso),
pero pensé: Estoy en Londres, estoy
solita, a mí qué me importan los hombres, los ingleses
ni se meten tanto con una como los nuestros,
y así…
Y, bueno, entré al merendero cutre, con árboles
de plástico en los rincones.
Sólo después de entrar vi a una mujer
sentada leyendo alguna cosa. Y me sentí
más fuerte, no sé por qué, pero me sentí más fuerte.
Era una tribu de veintitrés hombres y ella solita y
luego yo
Y pues pedí un café, que no estaba nada mal
para un merendero cutre como ése y el hombre
que me sirvió me dijo: There you are, love.
Se me antojó contestar: I’m not your bloody love o
Go to hell o algo así, pero después
pensé: Ya lo traen tan entrañado
en sus culturas, y su intención no era mala, y además
me voy en un ratito, tengo un vuelo
a mí qué me importa
Y pagué el café, que no estaba nada mal,
y estuve un rato así mirando en torno mío
viendo a toda esa tribu que comía huevos y jamón
y después vi la hora y pensé que el taxi
ya iba a llegar y yo tenía que marcharme.
Y cuando me iba a levantar, la mujer sonrió
como quien dice: That’s it
Y miró así en torno suyo el jamón
y los huevos, a todos los hombres que comían
y yo me sentí más fuerte, no sé por qué,
pero me sentí más fuerte
y pensé que al fin no importa si Londres o nosotros,
que en todas partes
las mismas cosas son
Lugares comuns
Entrei em Londres
num café manhoso (não é só entre nós
que há cafés manhosos, os ingleses também
e eles até tiveram mais coisas, agora
é só a Escócia e um pouco da Irlanda e aquelas
ilhotazitas, mas adiante)
Entrei em Londres
num café manhoso, pior ainda que um nosso bar
de praia (isto é só para quem não sabe
fazer uma pequena ideia do que eles por lá têm), era
mesmo muito manhoso,
não é que fosse mal intencionado, era manhoso
na nossa gíria, muito cheio de tapumes e de cozinha
suja. Muito rasca.
Claro que os meus preconceitos todos
de mulher me vieram ao de cima, porque o café
só tinha homens a comer bacon e ovos e tomate
(se fosse em Portugal era sandes de queijo),
mas pensei: Estou em Londres, estou
sozinha, quero lá saber dos homens, os ingleses
até nem se metem como os nossos,
e por aí fora…
E lá entrei no café manhoso, de árvore
de plástico ao canto.
Foi só depois de entrar que vi uma mulher
sentada a ler uma coisa qualquer. E senti-me
mais forte, não sei porquê mas senti-me mais forte.
Era uma tribo de vinte e três homens e ela sozinha e
depois eu
Lá pedi o café, que não era nada mau
para café manhoso como aquele e o homem
que me serviu disse: There you are, love.
Apeteceu-me responder: I’m not your bloody love ou
Go to hell ou qualquer coisa assim, mas depois
pensei: Já lhes está tão entranhado
nas culturas e a intenção não era má e também
vou-me embora daqui a pouco, tenho avião
quero lá saber
E paguei o café, que não era nada mau,
e fiquei um bocado assim a olhar à minha volta
a ver a tribo toda a comer ovos e presunto
e depois vi as horas e pensei que o táxi
estava a chegar e eu tinha que sair.
E quando me ia levantar, a mulher sorriu
como quem diz: That’s it
e olhou assim à sua volta para o presunto
e os ovos e os homens todos a comer
e eu senti-me mais forte, não sei porquê,
mas senti-me mais forte
e pensei que afinal não interessa Londres ou nós,
que em toda a parte
as mesmas coisas são
MARÍA LUISA AMARAL (Ana Luisa Ribeiro Barata do Amaral, 1956, Lisboa / 2022, Porto, Portugal)
Fuente: Periódico de Poesía
Traducción: Paula Abramo
Enlaces: La poesía alcanza
Fuente: Periódico de Poesía
Traducción: Paula Abramo
Enlaces: La poesía alcanza
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