José Emilio Tallarico | El poeta ocasional

José Emilio Tallarico

poesía argentina, Espejos



Espejos    



Debería acudir más a los espejos, 
confiar más en su capacidad 
de exhibir esos espacios fabulosos 
donde habitan las emanaciones de la luz 
y los pertrechos de la sombra. 
Una mueca procaz, un monólogo magro 
es cuanto puedo concederles, 
ellos replican con el paso
de un hombre desvelado en su noche de libros.
Hay un espejo que enmarqué al amparo
de un bricolage compulsivo, está en el living.
Otro, muy pequeño, lo compré porque tenía
una imagen de Lennon que parecía un holograma.
Casi nunca los toco.
Será que ya nos precisamos menos.
La mano está más cerca del saludo nostálgico
que de procurarles brillo.
También la época hizo lo suyo para crear opacidad
y tal vez sea bueno ahora negociar
un saludable desapego.
Redefinir ecos, formas y hechizos.
No sin culpas, claro.



Boleto de ida



Uno no está de vuelta,
sigue con varios boletos en la mano,
pretende barajarlos
antes de que en la próxima estación
un guarda verifique las leyes del azar,
y uno le encostra el número justo,
el horario preciso,
y la frente arrugada también,
como esos viejos cowboys de Hollywood
que parecen haber pensado asiduamente
en sus feroces destinos 



Ventanas 



Tres ventanas se abren a la playa
y dejan ver el mar.
Entre ventanas ventana
hay dos espacios de pared pulida
donde la imaginación proyecta
el movimiento lento de las olas,
y el conjunto adquiere
un aspecto de pantalla gigante.
Los sectores de mar imaginado
dependen del grado de atención
del observador: saben ser inestables.
A reces se completa el horizonte
y otras veces el mar no tiene la entereza
de ocuparlo todo.
Al caer la luz suponemos que triunfa el mar:
lo dicen la rompiente y el silbido del viento
(en el oído se ocultaban).
Las ondulaciones de la playa,
el tempo de las olas, ya afrontan lo oscuro.
Pronto sería tierra de nadie,
arena marginal: ausencia.
Debemos convertir en música 
este comienzo de la noche. 


JOSÉ EMILIO TALLARICO (1950 / 2019, Buenos Aires, Argentina)
Fuente: Ibuk, Biblioteca de poesía | Poesía inexorable

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