Jack Gilbert | El poeta ocasional

Jack Gilbert
















En Umbría







Un día estaba en el café, sentado afuera,

mirando el crepúsculo en Umbría, cuando una niña
salió de la panadería con el pan que su madre le pidió.
No sabía qué hacer. Ya confundida
por tener trece años y justo aquel verano hacerse mujer,
ahora tenía que pasar por delante del americano.
Pero lo hizo muy bien. Pasó por delante y dobló la esquina
con gracia, sin prestarme atención. Casi perfecto.
En el último instante no pudo resistir
mirarse fugazmente sus pechos nuevos. Suelo recordar
aquella inclinación de su cabeza cuando la gente habla
de tal o cual de las grandes beldades.









Ir  ahí






Por supuesto fue un desastre.

El más preciado, insoportable secreto

ha sido siempre un desastre.

El peligro cuando tratamos de irnos.

Revisando más tarde, una y otra vez,

lo que debimos hacer

en lugar de lo que hicimos.

Pero en esos breves momentos

parecíamos vivos. Engañados,

maltratados, mentidos y traicionados,

seguramente. Sin embargo, por ese

corto tiempo, visitamos

nuestra vida posible.






Otros poemas de Jack Gilbert, aquí


Traducción: Gerardo Gambolini

Imagen: The Guardian

0 Comentarios