Paranoia en Astracán
Yo vi una linda ciudad cuyo nombre olvidé
donde ángeles sordos recorren las madrugadas tiñendo sus ojos con lágrimas invulnerables
donde niños católicos ofrecen limones a
pequeños paquidermos que salen escondidos de los corrales donde adolescentes maravillosos cierran sus cerebros
a los tejados estériles e incendian internados donde manifiestos nihilistas distribuyendo pensamientos
furiosos acometen la descarga sobre el mundo donde un ángel de fuego ilumina los cementerios
de fiesta y la noche camina en su hálito
donde el sueño de verano me tomó por loco y decapité al Otoño de su última ventana
donde nuestro desprecio hizo nacer una luna inesperada en el horizonte blanco
donde un espacio de manos rojas ilumina aquella fotografía de pez oscureciendo la página
donde mariposas de zinc devoran las góticas hemorroides de las beatas
donde las cartas reclaman drinks de emergencia a lindos tobillos arañados
donde los muertos se fijan en la noche y aúllan por un puñado de penas lánguidas
donde la cabeza es una bola digiriendo los acuarios desordenados de la imaginación
Visión de Sao Paulo de noche
Poema Antropófago bajo Narcótico
En la esquina de la calle São Luiz una procesión de mil personas enciende velas en mi cráneo
hay místicos hablando idioteces al corazón de las viudas y un silencio de estrella partiendo en vagón de lujo fuego azul de gin y tapiz coloreando la noche, amantes
chupándose como raíces
Maldoror en copas de marea alta
en la calle São Luiz mi corazón mastica un pedazo de mi vida
la ciudad con chimeneas creciendo, ángeles limpiabotas con su argot feroz en la alegría plena de las plazas,
muchachas desharrapadas definitivamente fantásticas hay un bosque de cobras verdes en los ojos de mi amigo
la luna no se apoya en nada yo no me apoyo en nada
soy un puente de granito sobre llantas de garajes subalternos teorías simples escaldan mi mente enloquecida
hay bancos verdes desplegados en el cuerpo de las plazas hay una campana que no repica
hay ángeles de Rilke dando las nalgas en los mingitorios reino-vértigo glorificado
espectros vibrando espasmos
besos resonando en una bóveda de reflejos
grifos tosiendo, locomotoras aullando, adolescentes roncos enloquecidos en la primera infancia
los malhechores juegan yoyo en la puerta del Abismo yo veo a Brama sentado en flor de loto
Cristo robando la alcancía de los milagros
Chet Baker gañendo en la vitrola
yo siento el choque de todos los hilos saliendo por las puertas rotas de mi cerebro
yo veo putos putas patanes torres plomo placas chopes vitrinas hombres mujeres pederastas y niños se cruzan y se abren en mí como luna gas
calle árboles luna medrosos surtidores colisión en el puente ciego durmiendo en la vitrina del horror
me disparo como una tómbola
la cabeza hundiéndoseme en la garganta llueve sobre mí mi vida entera, angustia ardo
me agito
en las tripas, mi amor, yo cargo tu grito como un tesoro enterrado
quisiera derramar sobre ti todo mi epiciclo de ciempiés libertos
asco furia de ventanas ojos bocas abiertas torbellinos de vergüenza, correrías de marihuana en picnics flotantes
avispas paseando en respuesta de mis ansias muchachos abandonados desnudos en las esquinas angélicos vagabundos gritando entre las tiendas y los
templos entre la soledad y la sangre, entre las colisiones, el parto y el Estruendo
Roberto Piva (1937 / 2010, São Paulo, Brasil)
Imagen: Sustantivo Plural
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