La abeja reina
Tantos panales de plata, canela y estaño
y tantas abejas de antenas moradas
brillando y batiéndose cerca de ti,
sus alas nerviosas como un tren eléctrico,
y fuiste a enamorarte de la abeja reina,
tenías que prendarte del plutonio
de la abeja reina,
amarla
como aman las moscas los ojos de las vacas,
con un amor mezquino y magnífico,
tan bello y miserable que mejor no decirlo
ahora que te ha dejado,
a quién se le ocurre enamorarse
de la abeja reina,
te echó de sus mieles a trompa y garrotazo,
apenas te dio tiempo a decir
qué espanto de amor, y qué grande.
Enlaces: El poeta ocasional; Revista Indiscretos
Fuente: www.neorrabioso.blogspot.com
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