Ella se demoró
por la maldad de las llaves extraviadas.
Él se equivocó de esquina
porque la pasada fue noche de tala
y se llevaron el árbol del encuentro.
El sol cayó en una emboscada
y quedó detenido en el día anterior;
y la luna, la luna se distrajo
en el patio de juego de una nebulosa.
Camino hacia los dos,
ambos se cruzaron sin advertirse,
velados como iban
adentro de un alborozado viento de ensueños.
Esto ocurrió
entre otras calamidades de un día enemigo,
que uno y otro quisieran olvidar.
MARCOS SILBER (1934 / 2021, Buenos Aires, Argentina)
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