(balcón hacia un centro de manzana)
Comparo esta tormenta con
la que caía encajonada en San Lorenzo: me mojo
con ambas y así voy entrando a este juego
de olvido y resurreción: pero la memoria
no elige tanto como parece: me elige siempre a mí: soy el que
se moja con las dos tormentas,
el que olfatea
y ahí empieza el verano,
el que tampoco elige su mojazón, el que oye la copla:
que llueva sobre mí
agüita en el peladar,
y el que contesta con los pulmones llenos de una gran confianza.
Que llueva sobre mí: de dos tormentas haremos el eje
y también la periferia.
De: "Calles", Ediciones del Dock, 2004
Imagen: Salta21
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