Hijo
Esta mañana me despertó una voz
que regresaba desde mi infancia.
La voz dice: "despertate",
y yo salto de la cama.
Es extraño, toda la noche, en mis sueños
yo busqué "ese" bendito lugar
donde mi madre pueda vivir y ser feliz.
"Si querés que enlozqueca",
"está bien", si ése no es tu deseo,
por favor, sácame de acá", repetía la voz.
Me reconozco único culpable.
Yo la mudé a esta ciudad que odia.
Yo alquilé la casa que odia, rodeada
de vecinos que odia, llena de muebles
que odia.
"¿Por qué no me diste la plata para que yo la gastara?"
"Quiero volver a California, ¡ahora!", grita la voz.
"Voy a morir si me quedo", "¿Vos querés que muera?"
gime la voz.
Esta mañana en el mundo,
no existen respuestas a esta pregunta
ni a ninguna otra.
Suena el teléfono y suena, no deja de sonar.
No me acerco al aparato, tengo miedo de oir una vez más
la pronunciación de mi nombre.
El mismo nombre que mi padre escuchó durante 53 años.
Antes de abandonarnos en busca de su recompnesa.
Murió después de decir: "llevá estas cosas a la cocina, hijo"
La palabra hijo emitida desde sus labios,
tembló en el aire para que todos la oyeran.
RAYMOND CARVER (Oregón, 1938 / Nueva York, 1988, EUA)
De: "Desocupado y más poemas", Ediciones Calle Abajo, 1989
Traducción: Esteban Moore
Imagen: www.fedrosantelmo.wordpress.com
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