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Emma Neale

 ESQUELAS      



El ciclista implicado en el accidente de Taupo murió haciendo lo que amaba: vivir. 
El que cayó mientras escalaba en Otepoti murió haciendo lo que amaba: vivir 
Los turistas británicos que se ahogaron haciendo kayak murieron haciendo lo que amaban: vivir. 
La neuróloga africana que hacía senderismo durante las vacaciones murió haciendo lo que amaba: vivir 
El niño sirio que jugaba a las traes en la calle murió haciendo lo que amaba: vivir. 
La anciana que se preparaba una taza de té murió haciendo lo que amaba: vivir. 
El hombre de mediana edad al que le sobrevino un paro cardíaco durante un raro acto sexual (para él)  murió haciendo lo que amaba: vivir 
El escritor medianamente exitoso murió sobre su maltratada computadora portátil  haciendo lo que amaba: vivir
el amante abandonado con el corazón roto víctima de un ruinoso dolor crónico se suicidó haciendo lo que temía: vivir.



Mourning headlines




Taupo bicycle crash victim died doing what he loved—living
Otepoti climbing fall victim died doing what she loved—living
British kayak tourist drowning victims died doing what they loved—living
African neurologist hiking holiday-maker died doing what she loved—living
Syrian child playing chase in the street died doing what he loved—living
Elderly woman making a cup of tea died doing what she loved—living
Middle-aged man in cardiac arrest during increasingly rare sex act (for him) died doing what he loved—living
Semi-successful writer died at battered laptop doing what he loved—living
Heartbroken jilted lover bankrupt chronic pain victim suicided doing what she dreaded—living




EMMA NEALE
(Dunedin, Nueva Zelanda)
Traducción: Rogelio Guedea
Imagen en odt.com.nz






Katherine Mansfield

Katherine Mansfield




El encuentro



Empezamos a hablar,
nos miramos, después nos alejamos.
Las lágrimas seguían subiendo a mis ojos.
Pero no pude llorar.
Quise agarrarte la mano
pero mi mano temblaba.
Seguías contando los días
que faltaban para volvernos a encontrar.
Aunque en el corazón los dos sentíamos
que nos estábamos separando para siempre.
El tictac del reloj llenaba el cuarto en silencio.
Escucha —te dije— se oye tan alto
como el galope de un caballo en un camino solitario,
tan alto como un caballo que galopa en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos.
Y el sonido del reloj sofocó nuestros latidos.
No puedo irme -dijiste- todo lo que vive en mí
está acá para siempre.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El sonido del reloj fue esfumándose,
menguando, se convirtió en algo nimio.
Yo susurré en la oscuridad “Si se detiene, moriré”.


KATHERINE MANSFIELD (Kathleen Beauchamp, 1888, Wellington, Nueza Zelanda / 1923, Fontainebleau, Francia)
Traducción: Sandra Toro
Fuente: Página Facebook Meta Poesía
Enlaces: Eterna cadencia
Imagen: www.spectador.co.uk

C.K. Stead

C.K. Stead


Este tiempo



Éstas son las estrellas de la poesía
Demasiado buenas para ser verdaderas
por sobre las colinas
Y en la bahía colmada hasta el borde.

Y ésta la última moneda
El muerto intercambio–
El silencio.

¿Desatornillaste tus oídos?
¿Los guardaste para bien?
No. sácalos de la inmovilidad.
No eres un espíritu.
Escucha.
El rocío se recoge al borde y
Gotea. Gotea
sobre escarchadas hojas.

Incluso tan pequeños
vocablos cristalinos
hablan del tiempo.

Cuéntalos.
Siéntete afortunado.


C.K. STEAD (1932, Auckland, Nueva Zelanda)
De: antologiavirtualdelmundo.blogspot.com
Traducción: Raúl Jaime Gaviria
Imagen: events.stuff.co.nz

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