Balada de un vagabundo
he aquí el sol, he aquí el sol
el sol apodado astro rey
hete aquí que hallé al gran culpable
de este mi vivir disparatado
de mi deambular así pirado
soltando mi agrio corazón desnudo lacrado
arrugado marchito de edificio vacío
en terreno baldío sepultado y al rato abandonado
ignoro el barrio, el código postal, la calle, el documento de identidad
no preguntes si ser portador del número equis de contribuyente me hace feliz
¿estaré en la encrucijada, cual espada filosa que el bien del mal separa?
me meto en la ce del centro, en el guarda equipajes de la estación central
bailaré desnudo en bolas desnudo flagrante in fraganti en el mar del cráter de la luna incluso sin saber dónde termina la mía y dónde empieza la tuya
Voy a dar vueltas bajo la marquesina, perfumado suburbio, triste trópico, paraíso
hojas de hierba de la hierba de romero dorada albahaca pasto del viaducto
yo no voy a ir, ¿vos vas? no voy, dulce melancolía, ¿ibas a ir? no, no iba, no iba a ir
dejá que la tristeza se acueste, use, abuse de la fama, dé vueltas en mi cama
diez cien mil veces, cada noche todos los días, muero de soledad y dolor
un millón billón trillón de veces, voy a la alegría, salto hacia el amor
un vicio solo solamente solo para mí no basta
una hinchazón de amor incontrolable por mi cuerpo se propaga
está atestado, está repleto de virtud y vicio, mi cielo
un gallo solitario alza la cresta y cacarea su alborozo
un vicio solo solamente solo es pura parla
acierto trece puntos, soy un billete de lotería premiado
soy el beso de la boca del lujo en la boca de la basura
soy el beso de la boca de la basura en la boca del lujo
De: Waly Salomão, Poesía Total, Cuenco de Plata, 2022
Traducción: Teresa Arijón y Bárbara Belloc
Enlaces: CONICET Digital | Eterna Cadencia
Imagen en recantodasletras