Infernal
Hay un disturbio del que formo parte,
un lugar del que escapé, conocido como la Ciudad del Motor.
Tiene una historia vieja y olvidada,
como los hornos de la planta Packard,
tan arrugada como la palma de mi mano en un
verano, cuando aún era demasiado joven para recordar–
1967. Mi padre salió a las calles
a capturar en su Kodak algo de la ira
de mi pueblo, un retrato de la llamarada
que fue nuestra bandera lo suficiente para
enseñarnos que no había marcha atrás,
que nos habíamos prendido fuego a nosotros mismos
para purificarnos de toda duda. Esa es la evidencia
de la que fui testigo. La vi de cerca y en los titulares,
un veredicto que explicaba por qué la casa de mi madre vale ahora menos
que el Honda de mi hermana, y por qué la noble ira
de mi padre no vale nada. En medio de todo,
mi gente tuvo algo de suerte.
Sobrevivimos, más que todo al escapar
de las llamas mientras guardábamos su calor
en nuestras mentes, de la forma en que un banco
guarda una hipoteca—o en que un padre toma a su hijo de la mano,
mientras la ciudad arde alrededor de él… Casi olvidé
mencionar al canario de la proverbial mina de carbón de
Detroit, que cantó para mis padres su canción empapada en sudor
y dulce de promesas, cuando ellos huían del infierno del Sur.
Ahora yo canto. Canto lo mejor que puedo acerca de cómo
he escapado de un incendio a otro. Tengo la cabeza
en ebullición, llena de cantos. Llevo conmigo un retrato
de mi padre.
Infernal
There is a riot I fit into,
a place I fled called the Motor City.
It owns a story old and forsaken
as the furnaces of Packard Plant,
as creased as the palm of my hand
in a summer I was too young to remember-
1967. My father ran into the streets
to claim a small part of my people’s anger
in his Kodak, a portrait of the flame
that became our flag long enough
to tell us there was no turning back,that we’d burned ourselves clean
of all doubt. That’s the proof I’ve witnessed.
I’ve seen it up close and in headlines, a felony
sentence spelling out the reasons
my mother’s house is now worth less
than my sister’s Honda, how my father’s worthy
rage is worth nothing at all. In the scheme
of it all, though, my kin came out lucky.
We survived, mostly by fleeing
the flames while sealing their heat
in our minds the way a bank holds
a mortgage – the way a father holds his son’s hand
while his city burns around him… I almost forgot
to mention: the canary in Detroit’s proverbial coal
mine who sang for my parents when they fled
the inferno of the South, its song
sweaty sweet with promise. I’m singing
myself, right now. I’m singing the best way
I know about the way I’ve run
from one fire to another. I’ve got a head full
of song, boiling away. I carry a portrait
of my father.
TYEHIMBA JESS (1965, Detroit, Estados Unidos de NA)
Traducción: Francisco LariosEnlaces en inglés:
https://www.tyehimbajess.net/
https://www.poetryfoundation.org/poets/tyehimba-jess