III
Estos fueron los días sobre la tierra.
Cuando éramos tan pequeños como sombras de sueños.
¿Es cierto que vivíamos al borde de las cosas
sin jamás descubrirlas
y que las tardes se arracimaban dulces
en el umbral de la casa?
Y que había fechas para sonreír, para llorar.
Y yo no estaba nunca
porque siempre era tarde, porque siempre era ayer.