Yo no planteo una fórmula, yo sólo digo lo que siento,
aquellas cosas simples que me hacen feliz. Soy en esto parecido
al doctor Frankenstein, que buscando la vida en las cosas muertas
encontró que la muerte se iba comiendo a sus seres queridos
y que todo lo que había aborrecido -que la vida se acababa con
la muerte- él habíalo creado de la nada.
Y notaba que su consuelo era que se había equivocado
como un tonto.
Y él repetíase constantemente a sí mismo:
Sólo digo lo primero que se me viene a la cabeza.
Extras para la befa
En la hemeroteca el “todo liso” que susurra el ordenanza que pasa
el lampazo sobre las agrietadas vetas de la madera color luminoso
Habano rojo con cabellos de entre amarillos y delgadas líneas de neón
prendidas y apagadas fuego dulcemente sobre las vocales que bajan
Ahí con sus culebreantes alas de cotillón pobres figuritas para
la comunicación humana ahíta de símbolos en el cósmico sofá
Las mismas monedas en el campo de batalla que el álgebra
y los ruidos de los poetas que le robaban canciones al viejo chalinista
Lucios entre las letras de una caja de sopa Campbells para el bajón
el beato que con sus pies quemados vivos llega hasta la góndola de atunes
La trup de la grajea en los ejércitos de orfebres modelando vasijas o
cuencos de carne salada de la vieja mula postal mórbida en el hinojo
Como elástica de tules enguantada van a realizarse a Norteamérica
extras para la befa de una miniserie Sony que te publicitan ahora
Te van a dar de comer un poco de cinc y el híbrido entre bastidores
tallarás los cisnes de carne y hueso para los muebles provisorios
Si el ferretero te dijera
Que Neptuno va rodeado de una espiral de rubíes y faunos
y que sus playas no tienen el agua sino el perfume y los sábados
al mediodía, dudarías hasta de la solidez de los patos que flotan
en la laguna.
Afortunadamente todo parece por aquí más sencillo.
Caminás por las calles repitiendo una tonada de moda.
Tirando al aire una moneda, como quien se juega un imperio,
vas mirando a las ofertas y a los saldos,
contento con el ruido que hacen las palabras.
extras para la befa de una miniserie Sony que te publicitan ahora
Te van a dar de comer un poco de cinc y el híbrido entre bastidores
tallarás los cisnes de carne y hueso para los muebles provisorios
Si el ferretero te dijera
Que Neptuno va rodeado de una espiral de rubíes y faunos
y que sus playas no tienen el agua sino el perfume y los sábados
al mediodía, dudarías hasta de la solidez de los patos que flotan
en la laguna.
Afortunadamente todo parece por aquí más sencillo.
Caminás por las calles repitiendo una tonada de moda.
Tirando al aire una moneda, como quien se juega un imperio,
vas mirando a las ofertas y a los saldos,
contento con el ruido que hacen las palabras.
SEBASTIÁN BIANCHI (1966, Buenos Aires, Argentina)
De: "Lalamatic y otros versos", Caleta Olivia, 2019
Enlaces: Otra iglesia es imposible | Poetas argentinos | Los Andes
De: "Lalamatic y otros versos", Caleta Olivia, 2019
Enlaces: Otra iglesia es imposible | Poetas argentinos | Los Andes
Dice Bianchi: Quizá sea la poesía, de todas las experiencias que modela el lenguaje, la que más se aproxime a la idea de libertad, al punto de convertirse en uno de los rasgos que determinan su esencia. Y de esto, tal vez, devenga la dificultad que implica el abordarla desde compar-timentos estancos o categorías previamente determinadas, debido a que por su poder revolucionario se obstina en rebalsarlas y hacer estallar todo lo que comprime, clasifica y le impide fluir. Dificultad también que se presenta al momento de determinar a qué cosa referimos cuando decimos poesía, ya que de tanta amplitud que tiene el territorio discursivo que abarca este concepto, nos plantea el desafío de que termine señalando cualquier cosa.(En Liberantes)