Luna llena de agosto
Tanto si miro por una, como si elijo la otra, aquí en mi estudio
donde la mesa ocupa una esquina entre dos ventanas,
la veo: la Luna llena de agosto. Avanzando laboriosamente
hacia esta plenitud, desde ayer se ha liberado de sí misma,
ha purgado y disuelto los humores que perturbaban su forma,
haciéndola parecer hinchada y torpe, oscureciendo su amarillo
De cuero descolorido hasta llegar al ojo veteado, azotado,
de mejilla de anciana. Como si hubiese descargado sus venenos
en mis venas, hoy estuve casi enloquecida,
saturada, confusa, apenas despierta o capaz de moverme
entre casa y jardín. Pero la Luna, plateada
en un cielo sin estrellas, noche sin viento después de un día
de éxtasis y de Sol, desdeña tales efectos
en quien, por débil, sufre este vínculo agotador
con sus necesidades: yo, que aquí sentada bostezo y
tiemblo a pesar del calor de una noche perfecta,
yo, que pronto me retiraré, vencida, a la cama, para huir más allá
de los sueños, al vacío, huir de este momento en que
el Universo se confabula contra mí, para esperar a que todas
las esferas avancen a sacudidas un grado, y de nuevo dejen espacio.
Para una brecha por la que la esperanza y el cambio puedan fluir.
Traducción: Lucía Graves
Cartera
La vieja cartera de cuero de mi madre,
repleta con las cartas que cargó
toda la guerra. El olor
de la cartera de mi madre: mentas
y lápiz de labios y polvos Coty.
El aspecto de esas cartas, sobadas
y gastadas en los bordes, abiertas,
leídas y tantas veces dobladas.
Cartas de mi padre. Olor de cuero
y polvos, lo que siempre
desde ese momento ha significado
ser una mujer y amor y angustia y guerra.
Traducción: Blanca Varela
Como la Olimpia de Manet
Como la Olimpia de Manet. Desnuda en el calor de la
tarde y la umbría luz amarillenta, mi tía yace
sobre la verde seda arrugada del cobertor. Cabellos
lisos, cabeza erguida, piernas cortas y aunque bien
torneadas, turgentes senos tan similares al cuadro
del que me acabo de enamorar, que vacilo en el umbral
de la puerta, casi temerosa de entrar.
A través del polvoriento haz que divide el espacio que
nos separa, vi su reflejo, pálido como una criatura
marina, flotando en el fondo del espejo de un tocador,
fragmentos de Sol sobre un enjambre de frascos y
botellas –severos ojos que me desafían a acercarme.
Pero ésta era una pequeña casa en Virginia, no el
París de los artistas. A pesar de volúmenes
encuadernados de Schopenhauer y Baudelaire y los
programas de ópera de los sábados, su estética era
impotente ante el poder de los suburbios. La soledad,
el temor, la vanidad, le impedían devaneos y me
convirtieron en su único público y su adorante
víctima.
Sobre el arte y la belleza, la soledad
el temor, la vanidad, cuánto me enseñó.
Traducción: Jorge Capriata
RUTH FAINLIGHT (1931, New York City, Estados Unidos de NA)
"Publica su primer libro, Cages, en 1966; y a lo largo de estas casi cuatro décadas, 12 libros más, siendo el último Sugar paper blue(1997).Ha escrito también libretos para óperas (dos de ellos por encargo de la Royal Opera House para su Garden Venture).Su labor de poeta se ve extendida en la traducción. Ella pertenece a esa tradición de escritores que tienen el convencimiento de que para traducir a un poeta, nadie mejor que otro poeta. Por ello, la traducción se le convierte en una práctica más de la poesía. Imagina y recrea lo que fue escrito para un mundo lingüístico distinto. La traducción no consiste, como bien lo saben los lingüistas, en pasar equivalencias semánticas de un idioma a otro (culpa involuntaria de esto la tienen los diccionarios). Se trata de reinventar la realidad del texto a ser traducido. Tan sólo por citar un pequeño detalle. Su traducción-versión de Fuenteovejuna de Lope de Vega desde el título es ya una re-escritura: All Citizens Are Soldiers. La poeta ha tenido que inventar para tratar de asirse al original. Es decir, su versión de Fuenteovejuna necesariamente o, mejor, fatalmente tiene que ser distinta. Pero esta fatalidad no le impide trabajar duro con las palabras para dejar en su versión en lengua inglesa la esencia de Fuenteovejuna. La traducción es, pues, como un juego de espejos deformantes: refleja una imagen distinta,pero que desea ser la misma.
(...) Por ejemplo, “Luna llena de agosto” tiene un comienzo cinematográfico. En los primeros versos se habla de una luna que es vista por ambos lados de un escritorio que está entre dos ventanas. La descripción nos hace recordar el paneo de una cámara. Es el ojo de una lente que con su paso inventa una escenografía, un espacio, un universo. Sus versos se convierten en ojos que develan un trozo de realidad."
por Jaime Urco
Fuente: DocPlayer
Imagen: Flickr