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Ricardo Costa: Algo así debe ser perder al amor de tu vida


Bocado sanador     




Es lo mismo que no encontrar las llaves de tu casa. 
Te das cuenta de que las perdiste una vez que estás ahi, 
cuando escuchás que el perro ladra por detrás de la puerta 
y que no podes hacer nada para calmarlo, para explicarle que, 
seguramente, se te cayeron cuando buscabas unas monedas 
para darle a la chica de las estampitas. 
Entonces deslizas a San Cayetano y al Sagrado Corazón 
por debajo de la puerta, hasta que escuchás los resoplidos
del Simón sobre los santitos, como si estos fueran 
un bocado sanador caído del cielo.
Algo así debe ser perder al amor de tu vida,
agacharse y mirar por el ojo de la cerradura,
para comprobar que, de ahora en más,
la luz es un mundo que ya
no te corresponde. 

Otros poemas de RICARDO COSTAaquí
De: "Golpe manco", Editorial El suri porfiado, 2018

Ricardo Costa










Una naranja     






El cuchillo recorta circularmente la naranja 

bajo su cáscara. 

Hace correr el jugo entre el filo y la pulpa, 

marcando el cauce de un camino líquido 

que rodea a la fruta para venirse a tu mano. 

Viéndote ejecutar esa maniobra, pienso que 

algo terrible ocurriría con mi corazón

si tu apetito cayera en desgracia.

Ese movimiento giratorio, ese descascarar

en crudo para llegar al brillo de la pulpa,

daría con la parte más débil de un hombre

y la desnudez de su sangre brotaría hasta

manchar sus ojos de la manera más vergonzosa.

La diferencia la marcaría el ángel que mueve

tus manos.

Porque la fruta gira entre tus dedos para que

su carne se abra por entero a la luz.

En cambio, un corazón se pudre si no se lo corta

en el momento preciso.

Queda dudando lejos, cavado en una ruina oscura,

a treinta y cinco centímetros por debajo

de la boca.






Otros poemas de RICARDO COSTA, aquí

Ricardo Costa







Clima     









Nos comportamos según el tiempo. 

Ayer, los vientos moderados de superficie 

nos mantuvieron alertas respecto a posibles 

cambios de temperatura. 

Mi vecino cortó leña de más toda la tarde 

y yo lamenté estar solo en un momento 

como este.

Hoy la situación es la misma y el leñador

ha comprobado que el calor hace humo

todo el trabajo de una tarde.

Pero a él no le importa porque su mujer

ha puesto a secar ropa junto al fuego

y ha freído unos bocaditos de manzana.

La dicha y la soledad se comportan de igual manera:

hay que trabajar duro para que la confianza de uno

se quede ahí y no se apague.

El humo siempre terminará por hacer su trabajo:

doblarse para que el viento tenga un gesto de piedad

para los que estamos solos.

Así la dicha se anuncia según el tiempo.

Escapa por los hogares y vuela en pedazos por el aire

hasta dejar en el ambiente una extraña sensación

de frío y un ligero aroma a frituras







RICARDO MIGUEL COSTA (1958, Buenos Aires, Argentina)

De: http://www.ricardocosta.com.ar/index.html


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