Bocado sanador
Es lo mismo que no encontrar las llaves de tu casa.
Te das cuenta de que las perdiste una vez que estás ahi,
cuando escuchás que el perro ladra por detrás de la puerta
y que no podes hacer nada para calmarlo, para explicarle que,
seguramente, se te cayeron cuando buscabas unas monedas
para darle a la chica de las estampitas.
Entonces deslizas a San Cayetano y al Sagrado Corazón
por debajo de la puerta, hasta que escuchás los resoplidos
del Simón sobre los santitos, como si estos fueran
un bocado sanador caído del cielo.
Algo así debe ser perder al amor de tu vida,
agacharse y mirar por el ojo de la cerradura,
para comprobar que, de ahora en más,
la luz es un mundo que ya
no te corresponde.
Otros poemas de RICARDO COSTA, aquí
De: "Golpe manco", Editorial El suri porfiado, 2018
De: "Golpe manco", Editorial El suri porfiado, 2018