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Raquel Sinelli





Raquel Sinelli


Escenas en el patio



En la enamorada del muro
se refugian pájaros
tan fugaces que casi ni se ven.
Hacen huecos
pequeños túneles de hojas
donde se aquietan un instante,
sin recuerdos. Luego se van
al mismo espacio misterioso
del que surgen.
Llevan su sonido
y esa levedad pesa como
si algún significado fuera a revelarse.
En silencio, ella cuelga la ropa.
Con los pies aferrados al piso áspero
alza la cabeza
mira el cielo, puntos oscuros
un trazado que desconoce.



Un pozo



Al fondo de la casa
alguien hizo un pozo.
Al costado quedó
tierra amontonada;
cascotes, ramas, lombrices.
Despacio, te acercas a mirar;
entre paredes de barro
un cuadrado se despeja y atrae.
Desde el borde hacia abajo
se ve un cielo oscuro
que parece no terminar.

De: "La envoltura", Ediciones del Dock, 2012


El visitante




De madrugada alguien barre
el aire enrarecido de los cuartos
sacude el sueño y del rostro
que se asomó a hablarte
no queda sino tu turbación.

No hubo palabras que ahora
puedas abrir o enhebrar.

Las imágenes vienen de un territorio
que ignoras durante el día
y vibran en horas
silenciosas como temblores
que despiertan a pequeñas ciudades
antes del amanecer.



Sudestada




En los médanos, al amparo 
del viento hostil,
incesante
recostados en las
sillas plegables,
escuchamos el ruido
del agua
                    como un motor.
La sudestada sube el
nivel del mar
ensucia la espuma,
trae restos
de lo que parecía
hundido, enterrado.
Los turistas levantan
sus lonas,
comienzan a irse. La playa
ya no es el lugar del juego.
Quietos como estatuas
esperamos la lluvia
sumidos en una agitación
personal.


De: "El día pleno", Nusud, 2003
Otros poemas de RAQUEL SINELLIaquí
Imagen: Facebook

Raquel Sinelli



De madrugada alguien barre




De madrugada alguien barre
el aire enrarecido de los cuartos
sacude sueños inasibles
y del rostro que se asomó a hablarte
no queda sino tu turbación.

No hubo palabras
que ahora puedas abrir o enhebrar
las imágenes viene de un teritorio
que ignoras durante el día
y vibran en horas silenciosas
como esos temblores que despiertan
a desprevenidas ciudades
antes del amanecer.



Después de la lluvia




los plátanos mojados rojos a las siete de la tarde
el auto se desliza con las luces bajas encendidas
por la avenida húmeda y desierta bajo el arco
                               rojo y verde de las hojas
nada para agregar
salvo la insoportable contundencia
de lo que la mirada no elige recordar
ni pensar esa misma avenida
un rato antes
                           cuando la lluvia arreciaba
y todos corrieron a sus casas.


RAQUEL SINELLI (Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 1954)
De: "Diario de Poesía" Nro 11
Imagen: azulynegrosiveau.blogspot.com

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