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Rafael Espinosa: No sigamos discutiendo si la beatlemanía resultó un paso adelante...


Custodia




Son utensilios extraños los pasadores.
A mí me gusta por una cuestión de ajuste,
que no ignora un apego a la simetría,
amarrarlos en zigzag hasta presionar el empeine.
Conozco personas que los llevan paralelos,
con el solo bajorrelieve de una tira diagonal,
acaso porque así los venden los fabricantes de calzado
e incluso algunas a quienes se les ven sueltos, sin importarles
si rozan suciedades de tierra o agua o polvo de estrellas.
Hoy cumpliría años un amigo, estudioso
de los cuerpos celestes, que le gustó una noche
accionarlos sobre su cuello hasta que fue el hijo
perdido en el radar. Y esa madrugada, cuando
la rosa ya había caído, el cartel de Coca Cola sobre
la esquina de Los Naranjos y Navarrete, ofrecía
con sus proyecciones las figuras más cautivadoras
que se le propondrían a un alma que quisiera nacer.

Ahora, no temas darles a los muertos su vida
y a los vivos la laceración de su florecimiento,
reafirma que la hidráulica creó caminos olvidados
donde se acumula el pasto y viaja el cielo
como asombro, no como indulgencia.


Dígito




Sucedió lo que anticipamos.
Le pusieron un nombre de legumbre
a una nueva tienda de ropa, Del Castillo
acusó a Cornejo, Nava Guibert
traicionó a García y los peronistas
se convirtieron en los mejores eclipses de sí mismos.
Ese día la gata parió seis crías, dos muertas,
y hubo que postear fotos y regalárselas
a los que más insistieron.
Se fueron bautizadas en mantas de felpa.
Entraron a la pradera de los nombres.
Como nombres, dieron a la postre una suma cero.


Se fueron como nubes de tetera,
sin remordimientos ni vacilaciones,
solo gotas lácteas,
un pelo adherido de nosotros.

Y por favor no sigamos discutiendo
si la beatlemanía resultó un paso adelante en la evolución de las especies.
"Yesterday" es el peor tema de la historia,
sobre el que no dormiría un pordiosero habituado a pasar frío de noche,
pero hizo besarse a gente hasta las primeras horas de la mañana
y decirse palabras hermosas
y ver la claridad delinear los ojos
así como la vida es mejor que la muerte
puesto que mueve algo, puede
ser un trozo de pita.

Vamos a tirar de él y armar un objeto, un
objeto de deseo. Cuidadosamente
plegamos, hacemos coincidir bordes,
los adherimos con espuma de un peñasco
y tal vez tenemos una caja.
Luego la descosemos, porque para qué conservar
belleza, y se la entregamos al primer sujeto al alcance.
No la interesa hacerla suya, menos
que yo la reconozca mía. --Los paraderos
siguen como centros de oráculo,
los pasajeros en desordenadas colas
con síntomas diversos.
¿Me responderías una pregunta?
Nadie sabe qué hacer con una capacidad de alegría.


Nota: en Perú a los cordones se les dice "pasadores".

Rafael Espinosa
Otros poemas de RAFAEL ESPINOSAaquí
Fuente: ƒ de Alejandro Méndez / ƒ de Rafael Espinosa
Enlaces: Lee Poesía | Celofan
Imagen: Kriller71

Rafael Espinosa



Me lo dijo en un parque de diversiones...




Me lo dijo en un parque de diversiones un argentino en portugués. El desierto
es una playa de estacionamiento. Desde entonces ha pasado
un tiempo, el suficiente para que hayan muerto varias veces
los rosales. Ahora estoy muerto, creo
y veo llegar al desierto auto tras auto, incluso el mío.
...............Mi entretenimiento y mi tristeza es contarlos,
confuso por perder a menudo la equivalencia entre el número de carrocerías
y las tablas de surf, enfundadas como joyas, que portan sobre el techo.
No se trata de una manía, me parece, ni de reflexiones axiológicas sobre el deporte.
¡Hay tanta felicidad en que sea otra fuerza la que nos mueve, mientras
notamos la diferencia entre la ola azul, una nueva ola azul!
Dos movimientos —el del agua, el de uno dada el agua— que nos conducen
a una soledad extrañamente percibida como un encuentro.
Y se ve que no la puede ocupar un cuerpo sino la omnipresente imagen de otro desplazarse.
...........................En esas cosas pienso, al tiempo que bajan de los autos
y se demoran en hurgar la maletera, atendiendo las sincronizaciones pausadas
de antiguos hábitos de compra en que los resplandores de la cabellera
y los fragmentos de la espalda destierran al infinito la clarividencia
del rostro. Si lo tienen,
no lo sé. Yo tampoco conozco el mío o lo contemplo variando
en las sutiles transiciones atmosféricas donde el desierto pasa de bosque
a playa, según se usen las tablas hawaianas
y el propio desierto, ante la monotonía venturosa de acompañar la rapidez del agua, parezca
un escenario sobrecargado de elementos. A través de parabrisas
puedo escuchar sus voces recordando una vida mejor
en Praga o los pueblos que inunda el Danubio,
arrastrados por sus nombres: Lenka, la que fue
gimnasta, Pável, casado con una Muhvic-Pintar, Arnost.
Y me gustaría decirles, con el timbre del heno,
Lenka, Pável, Arnost, el desierto los ama. 




Rafael EspinosaRAFAEL ESPINOSA (1962, Lima, Perú)
Imagen: Facebook de RE

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