Custodia
Son utensilios extraños los pasadores.
A mí me gusta por una cuestión de ajuste,
que no ignora un apego a la simetría,
amarrarlos en zigzag hasta presionar el empeine.
Conozco personas que los llevan paralelos,
con el solo bajorrelieve de una tira diagonal,
acaso porque así los venden los fabricantes de calzado
e incluso algunas a quienes se les ven sueltos, sin importarles
si rozan suciedades de tierra o agua o polvo de estrellas.
Hoy cumpliría años un amigo, estudioso
de los cuerpos celestes, que le gustó una noche
accionarlos sobre su cuello hasta que fue el hijo
perdido en el radar. Y esa madrugada, cuando
la rosa ya había caído, el cartel de Coca Cola sobre
la esquina de Los Naranjos y Navarrete, ofrecía
con sus proyecciones las figuras más cautivadoras
que se le propondrían a un alma que quisiera nacer.
Ahora, no temas darles a los muertos su vida
y a los vivos la laceración de su florecimiento,
reafirma que la hidráulica creó caminos olvidados
donde se acumula el pasto y viaja el cielo
como asombro, no como indulgencia.
Dígito
Sucedió lo que anticipamos.
Le pusieron un nombre de legumbre
a una nueva tienda de ropa, Del Castillo
acusó a Cornejo, Nava Guibert
traicionó a García y los peronistas
se convirtieron en los mejores eclipses de sí mismos.
Ese día la gata parió seis crías, dos muertas,
y hubo que postear fotos y regalárselas
a los que más insistieron.
Se fueron bautizadas en mantas de felpa.
Entraron a la pradera de los nombres.
Como nombres, dieron a la postre una suma cero.
Se fueron como nubes de tetera,
sin remordimientos ni vacilaciones,
solo gotas lácteas,
un pelo adherido de nosotros.
Y por favor no sigamos discutiendo
si la beatlemanía resultó un paso adelante en la evolución de las especies.
"Yesterday" es el peor tema de la historia,
sobre el que no dormiría un pordiosero habituado a pasar frío de noche,
pero hizo besarse a gente hasta las primeras horas de la mañana
y decirse palabras hermosas
y ver la claridad delinear los ojos
así como la vida es mejor que la muerte
puesto que mueve algo, puede
ser un trozo de pita.
Vamos a tirar de él y armar un objeto, un
objeto de deseo. Cuidadosamente
plegamos, hacemos coincidir bordes,
los adherimos con espuma de un peñasco
y tal vez tenemos una caja.
Luego la descosemos, porque para qué conservar
belleza, y se la entregamos al primer sujeto al alcance.
No la interesa hacerla suya, menos
que yo la reconozca mía. --Los paraderos
siguen como centros de oráculo,
los pasajeros en desordenadas colas
con síntomas diversos.
¿Me responderías una pregunta?
Nadie sabe qué hacer con una capacidad de alegría.
Nota: en Perú a los cordones se les dice "pasadores".
Otros poemas de RAFAEL ESPINOSA, aquí
Fuente: ƒ de Alejandro Méndez / ƒ de Rafael Espinosa
Enlaces: Lee Poesía | Celofan
Imagen: Kriller71
Fuente: ƒ de Alejandro Méndez / ƒ de Rafael Espinosa
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