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Mary Oliver

Poetas norteamericanas


Cómo es con nosotros, y cómo es con ellos



Nos volvemos religiosos,

luego nos alejamos de eso,
luego estamos necesitados y quizás volvemos atrás.
Nos dedicamos a hacer dinero,
luego nos volvemos a la vida moral,
luego pensamos de nuevo en el dinero.
Conocemos personas maravillosas, pero las perdemos
                      por nuestros negocios.
Estamos, como dice el refrán, en todas partes.
La constancia, al parecer,
tiene más que ver con los perros que con nosotros.
Una de las razones por las que los queremos tanto.



La historia de todo perro



Tengo una cama, mi propia cama.

Es justo de mi tamaño.
Y a veces me gusta dormir solo
con sueños dentro de mis ojos.

Pero a veces los sueños son oscuros y salvajes y aterradores
y despierto y tengo miedo, aunque no sé por qué.
Pero no tengo más sueño
y las horas pasan muy lento.

Así que trepo a la cama donde la luz de la luna
brilla en tu cara
y sé que pronto será de mañana.

Todos necesitan un lugar seguro.


How it is with us, and how it is with them




We become religious,/ then we turn from it,/ then we are in need and maybe we turn back./ We turn to making money,/ then we turn to the moral life,/ then we think about money again./ We meet wonderful people, but lose them/ in our busyness./ We’re, as the saying goes, all over the place./ Steadfastness, it seems,/ is more about dogs than about us./ One of the reasons we love them so much.



Every dog’s story


I have a bed, my very own./ It’s just my size./ And sometimes I like to sleep alone/ with dreams inside my eyes.// But sometimes dreams are dark and wild and creepy/ and I wake and am afraid, though I don’t know why./ But I’m no longer sleepy/ and too slowly the hours go by.// So I climb on the bed where the light of the moon/ is shining on your face/ and I know it will be morning soon.// Everybody needs a safe place


Fuente: Jámpster
Otros poemas de Mary Oliver, aquí
Enlaces: El placard Transtierros

Mary Oliver



Zorros en invierno



Cada noche a la luz de la luna los zorros bajan la colina
para roer los huesos de los pájaros. Yo nunca dije
que la naturaleza no fuera cruel. Una vez, en una ciudad tan caliente 
como fríos son estos bosques, conocí a un chico con la cara partida. Para seguir 
viviendo, era mendigo. También, por la noche, ladrón.
Y hay en su país pájaros que parecen arcoíris,
si él pudiera atraparlos, arrancaría 
sus plumas y metería sus cuerpos dentro 
del suyo. Los zorros tienen hambre, ¿quién los culpará
por lo que hacen? Yo nunca dije
que no estaríamos hundidos en la espléndida naturaleza, hasta ser capaces
de volvernos algo diferente. En cuanto al chico, es simple.
Nada tiene, ni siquiera un pájaro. Toda la noche los pinos
están tan fríos que sus ramas se quiebran. Toda la noche la nieve cae
suavemente. Después brilla como un campo 
de flores blancas. Después, aprieta.


MARY OLIVER (1935, Maple Heights, Ohio / 2019, Florida, Estados Unidos de Norteamérica)
Traducción: Sonia Scarabelli

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