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Luis Rogelio Nogueras: Y Horacio admiraba a Virgilio


Luis R. Nogueras y Nicolás Guillén en Cubadebate

Eternoretornonógrafo





El joven poeta murmuró cerrando el libro de Apollinaire:
"Este sí es un poeta..."
Y Apollinaire, el soldado polaco Wilhelm Apollinaris de Kostrowitzky,
enterrado hasta la cintura en el fango de la trinchera cerca de Lyon,
mirando la noche estrellada del 4 de agosto de 1914,
la tierra reseca, florecida de estacas y alambre de púas,
sembrada de minas esa noche de 1914,
mirando las bengalas azules, rojas, verdes en el cielo envenenado por los gases
apretó el húmedo librito de Rimbaud mientras
    sobre su cabeza pasaban silbando los obuses.
Y Rimbaud, haciendo sus maletas en Charlesville,
echó junto a su ropa los versos de Villón.
Y Villón, el doce veces condenado, el apócrifo,
   el inédito, pensó ante el patíbulo en las tres
   cosas que más había amado: su mujer Christin,
   su leyenda, la de él, la de Villón,
y el borroso recuerdo de unos versos que hablaban de la noche del 711 en que Taric
    se apoderó de Gibraltar.
Y el sombrío poeta árabe que escribió aquellos versos la calurosa noche del 711
    apoyándose en la cimitarra
imitaba los versos que su abuelo le leía en la lejana Argel;
y el abuelo de Argel había leído a Imru-Ui-Qais,
    al que Mahoma consideraba el primer gran poeta árabe; lo había leído una interminable
    jornada en el desierto de Sahara (más húmedo ahora que entonces)
en la lenta marcha de los camellos y las teas encendidas.
Y es probable que Imru-Ui-Qais escribiera en la lengua de Alá imitaciones de Horacio,
Y Horacio admiraba a Virgilio
y Virgilio aprendió en Homero,
y Homero, el ciego, repetía en hexámetros los extraños poemas que se susurraban
   al oído
los amantes en las estrechas calles de Babilonia y Susa,
y en Babilonia y Susa
los poetas imitaban los versos de los hititas de Bog Haz Keul y de la capital egipcia
   de Tell El Amarna,
y los poetas del 4000 a.n.e.
imitaban a los poetas del 5000 a.n.e.
hasta que le Hombre de Pekín en la húmeda caverna de Chou-Tien
viendo arder lentamente sobre las brasas el anca de un venado,
gruñó los versos que le dictaba desde el futuro
un joven poeta que murmuraba cerrando un libro de Apollinaire.


Otros poemas de LUIS ROGELIO NOGUERASaquí
Enlaces: Cuba literaria

Luis Rogelio Nogueras

Foto en blanco y negro de Luis Rogelio Nogueras, adelante de un puente de piedra y el fondo algo esfumado




Don't look back, lonesome boy




Pausada, pacientemente lo hemos olvidado todo
cuando sobre la cama hacíamos temblar los clavos
y tú subías murmurando, gimiendo como una espuma dulce
Y sonaba la guitarra en el radio, por debajo de las voces
creíamos (al menos yo creía) en las fuerzas de nuestros brazos,
en la minuciosa precisión a toda prueba de nuestras
vacilantes líquidas memorias
en el poder absoluto de los poemas que escribí
cuando brincaba descalzo de la cama y a tientas
mientras tu dormías
garabateaba en cualquier papel, en un libro
cuántas palabras hermosas, graves, urgentes quedaron olvidadas
Entonces yo creía que sólo bastaba escribir ruda,
impúdicamente
amarte,
que las cosas eran así, que serían así mientras tú
estuvieras dormida, desnuda 
mientras yo tuviera a mano un pedazo de papel, la pared del cuarto
cualquier rincón en blanco del planeta;
entonces creíamos en la guitarra, la maldita
guitarra continuaría tocando aún
Esta noche he visto lo poco que pagan por la vida
y tu y yo lo ignorábamos
Esta noche una sombra, cualquier sombra,
basta para apagar aquel fuego fuerte, indestructible,
eterno
cualquier viento sur bastaría para apagar mi voz
La memoria es un agua que se agota
y no podemos (al menos, yo no puedo)
recordar, por ejemplo, aquella otra noche
que nos pareció particularmente habitada solo por ti y por
mi y las palabras
(¿Llovía? ¿Teníamos qué? ¿Cuánto nos dijimos?)
Ciega mirada la del hombre que vuelve su rostro al pasado
porque olvida dos veces;
qué patético es el que intenta mirar con amor las cenizas del amor;
tan patético como esos payasos que, enloquecidos, en la noche,
en medio de la carpa desierta,
contorsionan su cuerpo
y lanzan su voz estridente contra las gradas vacías


LUIS ROGELIO NOGUERAS (1944 / 1985, La Habana, Cuba)

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