Sentarse solo a la mesa…
Sentarse solo a la mesa de noche
no es menos misterioso
que montar un tigre
y preguntarse
¿Se supone que aclarará?
¿La silla en la que me siento está vacía?
¿Los bolsillos están en llamas?
En el centro del cuarto la muerte cava
un canal de oscuridad
y alguien que no está aquí presente dice:
¿Le molestaría si me quedo
un rato?