Eduardo Magoo Nico | El poeta ocasional

Eduardo Magoo Nico


El pulpo, a la gallega     




La infelicidad es sin dudas 
una enfermedad contagiosa 
Los infelices y los pobres 
deberían apartarse los unos de los otros 
para evitar mayores sufrimientos 

La Móvil Figura se dejará ver 
tan solo en el mundo que vendrá 
después de ella 
una verdadera rebelión de la ligereza 
(contra la ley)
asolará el mundo

Rebelión vana
pero divina
cadenas que se convierten
en doradas filigranas
redes múltiples finamente tramadas
en una misma sed
(y pensar que en ellas se sustenta
la vida de los elegidos...)

Eros es una esmaltada cobertura de Ananque
una faja coloreada como la Vía Láctea
su perfecta miniatura:
la ternura
el deseo
las palabras susurrantes...
No queremos solo una vida sin fin
Queremos una vida serena e infantil
despreocupada...

Mi locura pánica
surgió en la plena luz del mediodía
A partir de entonces
nuestros amores
(nacidos como juegos pueriles)
estuvieron enmarcados
por un segundo bautismo de sangre
y morirían sofocados por la misma
(falsa)
corona nupcial

(Los poderosos ven desde lo alto las refriegas
y los enfrentamientos
como un espectáculo digno de dioses verdaderos...)

Anduve a la deriva estos años
pidiendo tiempo
reservándolo para dibujar mi nueva orquídea
con sus magníficos ocho pétalos tentaculares...
y su perfecta miniatura:
la ternura
el deseo
las palabras susurrantes...

Aún sigo trabajando en el proyecto
pero son ahora los tentáculos
(que han adquirido vida propia)
los que culminan con precisión obsesiva
los infinitos particulares

Llueve sin ruido
sobre las pasturas del mar...
veo las gotas perforar el agua
como impotentes disparos
que intentan alcanzarme

Visto desde aquí
(desde mi taburete)
pareciera un pueblo sumergido el nuestro...
(arrastrado por oscuras y turbulentas aguas subterráneas
hacia un definitivo extrañamiento)
Yo ya no quiero una tierra sembrada de muertos
sino el vivo crepúsculo
de una mañana interminable

También en mí
hay algo
que susurra goza y sangra
Es esta nueva flor que está naciendo
la que trae a mi recuerdo
como en un parto
los días inquietos de la juventud

(Una última pregunta abre mis labios
que se cubren de burbujas...
¿Quisieras, tal vez, amarme, una vez más?)


EDUARDO MAGOO NICO (1956, Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, Argentina). Reside en Trieste, Italia
Fuente: La Izquierda Diario

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