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Daiana Henderson


Daiana Henderson






Equilibrio







Papá aflojó los tornillos

para que aprendiera

a andar sin rueditas.

Ella me llevó a la vereda de tierra

que rodea al hipódromo, 

justo enfrente de casa.

Y cuál es la necesidad

de aprender a sostener

mi cuerpo todo de nuevo.

Le hice prometer que no

me soltaría por nada del mundo, 

giraba apenas mi cuello

para ver que ella siguiera ahí, 

corriendo justo detrás mío, 

agarrándome de la parte baja del asiento.

"Yo no te suelto -me decía-,

yo no te suelto",



pero para ese entonces

ya estaba pedaleando sola 

y no me daba cuenta 

de cómo ella se alejaba de mí, 

aun quedándose quieta

entre los troncos viejos y gruesos.

Me enojé tanto cuando me dí vuelta

que rechacé ese objeto

a un costado de la vereda

y quise volver a casa.

Ahora voy esquivando colectivos, 

haciendo finitos, calculo

el tiempo exacto para pasar en rojo

y no morir en el asfalto, 

pero así y todo no voy a reconocerlo.

He decepcionado muchas veces a mi madre

y sé que seguiré haciéndolo.

No hay lugar en el mundo

para dos personas iguales, 

ni siquiera lo hay en una casa, 

y por eso me fui apenas terminada la escuela.

Pero es necesario para que mamá aprenda.

El equilibrio se fabrica con la distancia, 

si nos quedamos quietas 

seguramente nos vamos a caer.

Ahora rebobino el cassette

y resulta que soy yo la que se aleja

mientras ella se queda parada, 

palideciendo bajo el sol de un domingo.

Pero yo no te suelto, mamá, 

yo no te suelto.








DAIANA HENDERSON (1988, Paraná, Provincia de Entre Ríos, Argentina)

Otro poema de Daiana Henderson, aquí

Imagen: El Entrerios

Daiana Henderson

Daiana HendersonDicha



Sigo encontrando cierta dicha
en ir en bicicleta hasta tu casa.
Remar no se trata de llegar a la isla,
es disfrutar el trayecto
–dijo Ricardo cuando nos enseñó.
Cada desplazamiento tiene su clave sensitiva.
Bajo los cambios para subir, después
apoyo el peso del cuerpo en los pedales
y me dejo caer en picada.
Se entretejen nudos en los pelos
cuando se ponen a flamear hacia atrás.
Las construcciones van perdiendo altura,
una estela de humo atraviesa el cielo,
dibujada con la punta de una fábrica.
Aterrizo en la entrada 
de tu casa. Las cosas 
andan bastante mal ahí adentro
o en cualquier otro reducto
que tengamos que compartir.
Puedo aceptar que ya no nos queremos como antes,
pero si insisto, es porque la distancia
fabricada entre nosotros
es tan hermosa y delicada
como ningún otro trayecto
que conozca hasta ahora.



DAIANA HENDERSON (1988, Paraná, Provincia de Entre Ríos, Argentina)

Fuente: Facebook de Claudia Masín
Imagen: www.lasvueltasdelcamino.blogspot.com

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