¡Danos, Dios mío, un pequeño absurdo cotidiano por lo menos!
¡Danos, Dios mío, un pequeño absurdo cotidiano por lo menos,
que el absurdo, incluso en breves dosis,
defiende de la melancolía y nosotros somos tan propensos a ella!
Si es verdad el aforismo cuchillo afila cuchillo
(no sabemos hablar sino figuradamente
prueba de que somos poco capaces de abstracción).
Si cuchillo afila cuchillo,
entonces que el cuchillo del absurdo
venga a afilar el cuchillo de nuestra embotada voluntad,
venga a instalarse sobre la lámina de lo inesperado
y el día a día será nuestro y diferente.
¿Penas? Tendremos muchas, sin duda.
Pero todo será mejor que este día a día.
Los pueblos felices no tienen historia, dice otro aforismo.
Pero nosotros no queremos ser un pueblo feliz.
Ya son suficientes los suizos, los suecos, ¿qué más da?
¡Que la pasen bien!
Nosotros queremos la fiebre del ganado,
la novia que ve huir al prometido,
la mujer que ve huir al marido,
el huérfano que se entrega a la caridad pública,
el enfermo de hospital aún más miserable que el hospital
donde tiembla, en un rincón, y nadie le ha puesto atención.
Nosotros queremos ser el lisiado en las calles,
pidiendo limosna, cayendo de bruces mientras observamos.
Queremos ser el padre desempleado que no sabe qué Navidad ofrecer a los suyos.
Garantízanos, Dios mío, un pequeño absurdo cada día.
Un pequeño absurdo a veces es suficiente para salvar.
Amalia
Yo ya no sé, cuando te oigo,
si como caracoles o mastico romero,
si me derramo por el amor o por un banco de jardín,
si la gaviota vuela fuera o vuela dentro de mí,
si, cosa cantante, un sentimiento puede
podrirse bajo el sol,
si el disgusto es gusto o el gusto es disgusto,
si he de ir a Viana o terminar por Lisboa,
hasta donde la voz se pone más ronca.
Yo ya no sé, cuando te oigo,
qué piedritas lanzar y a qué ventanas,
qué muecas hacer a las feas, es decir, a las menos bellas,
qué manos besar, desmenuzar, devorar
y qué anillos escupir hacia las cunetas.
Yo ya no sé, cuando te oigo,
si trepe como un estilita o me hunda en un pozo.
Yo ya no sé, Amalia,
de dónde viene, para dónde va tu voz,
qué chico, qué chica
están prometidos (¡y tan solos!) en tu voz.
Dai-nos, meu Deus, um pequeno absurdo quotidiano que seja
Dai-nos, meu Deus, um pequeno absurdo quotidiano que seja,
que o absurdo, mesmo em curtas doses,
defende da melancolia e nós somos tão propensos a ela!
Se é verdade o aforismo faca afia faca
(não sabemos falar senão figuradamente
sinal de que somos pouco capazes de abstracção).
Se faca afia faca,
então que a faca do absurdo
venha afiar a faca da nossa embotada vontade,
venha instalar-se sobre a lâmina do inesperado
e o dia a dia será nosso e diferente.
Aflições? Teremos muitas não haja dúvida.
Mas tudo será melhor que este dia a dia.
Os povos felizes não têm história, diz outro aforismo.
Mas nós não queremos ser um povo feliz.
Para isso bastam os suíços, os suecos, que sei eu?
Bom proveito lhes faça!
Nós queremos a maleita do suíno,
a noiva que vê fugir o noivo,
a mulher que vê fugir o marido,
o órfão que é entregue à caridade pública,
o doente de hospital ainda mais miserável que o hospital
onde está a tremer, a um canto, e ainda ninguém lhe ligou nenhuma.
Nós queremos ser o aleijado nas ruas,
a pedir esmola, a esbardalhar-se frente aos nossos olhos.
Queremos ser o pai desempregado que não sabe que Natal há-de dar aos seus.
Garanti-nos, meu Deus, um pequeno absurdo cada dia,
um pequeno absurdo às vezes chega para salvar.
AMÁLIA
Já não sei, quando te ouço,se como caracóis ou mastigo alecrim,se me derramo pelo amor ou por um banco de jardim,se a gaivota voa fora ou voa dentro de mim,se, coisa cantarina, um sentimento podeapodrecer ao sol,se o desgosto é gosto ou o gosto é desgosto,se devo ir a Viana ou acabar em Lisboa,até onde a voz se torna mais rouca.Já não sei, quando te ouço,que pedrinhas lançar e a que janelas,que caretas fazer às feias, ou seja, às menos belas,que mãos beijar, desfiar, devorare que anéis cuspir para o meio-fio.Já não sei, quando te ouço,se subo como um estilita ou me afundo num poço.Já não sei, Amália,de onde vem, para onde vai a tua voz,que rapaz, que moçaestão prometidos (e tão sozinhos!) na tua voz.
Imagen en Página12
0 Comentarios