A morte é a curva da strada,
morrer é só não ser visto.
F. Pessoa
HAY una flor que se entrega a la luna
y no pide permiso para morir.
Esa luna que hoy es una herida
una boca de lobo extraviada,
sonrisa horizontal
que nos descubre
hermanas en la sombra.
¡Yo me quedo en la luna! Exclamé
pero el coche ya estaba en otra curva.
UN sueño alumbrado
enloquece de quietud
en esta noche.
Tras la puerta entreabierta
la luz se estremece
calla, y no sabe
si podrá amanecer.
CON la tormenta
los álamos se mecían alborotados
(restos de animales putrefactos
bosque y mar
espigones se perdían en el agua)
Había risas y palabras
impronunciables.
BRUMA, atardecer de un día agitado.
TE DIGO:
Es más fácil comprender la semántica de los lemures
que el sentido de tus aspiraciones.
Luego callo
consciente de haberte herido
y fijo
un horizonte inexistente.
A Mario Trejo, in memoriam
LA aguja penetra por tu bien
(blandura de los orificios
mi cuerpo como un mar microscópico)
Entre basurales y viñedos
especies organismos órganos
más o menos bien logrados.
Lo abierto del alma
no tiene cura.
Y es siempre un volver
al taladro inmóvil
a la pregunta sobre el dintel
como un aviso
de alarma calefaccionada.
Y es siempre un volver
al punto ciego donde cayeron
todos los nombres
como piedritas alentadoras.
Y es siempre un volver
Y es siempre un volver
a la tela de araña
al botón bien cosido.
Anclarse aunque duela.
Y es siempre un volver.
EN la creciente quietud del fuselaje
buscan restos de vida
como deslizándose
(hierro oxidado)
liman presagios.
Aperturas íntimas en este abandono
donde el ruido tiene el peso del espanto.
Chispazos de besos congelados
sin saberlo, percibo
el jadeo que precede la caída.
De: "Los años poblados", Barnacle, 2024
DORA PENTIMALLI nació en Barcelona en 1968. De padres argentinos y origen italiano, estudió en la universidad La Sapienza de Roma, donde se graduó en Letras. Desde 1994 reside en Buenos Aires. Ha ejercido la docencia en distintos ámbitos. Ha realizado numerosos trabajos de traducción del italiano al español, en particular de documentales y guiones cinematográficos. Desde 1999 trabaja en el Instituto Italiano de Cultura. En 2011 obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Cultura y Sociedad otorgado por el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Es autora de dos ensayos breves sobre la vanguardia española y ha publicado algunos de sus textos poéticos en revistas literarias.
Dora Pentimalli en "Los años poblados" escribe bajo la austera apelación de una premisa, de una hoja de ruta probable: los ojos están para mirar y para abrirlos ("Hay una flor que se entrega a la luna/ y no pide permiso para morir"). El volumen incluye poemas y textos en prosa (no glosan momentos dichosos mientras suceden, eso los estropearía y reduciría a mero recuerdo); el tan mentado problema de las condiciones vitales de la producción artística es abordado y resuelto con agudeza e ingenio: cada situación ofrece sus bienes y por añadidura, toda clase de riesgos y aventuras ("el aire nuevo que se te ofrece/ como una amapola"); porque siempre se pierde algo en las palabras pero una palabra (como quería un poeta exiliado y rante), o una ciudad, es un sitio muy grande y lejano y otra vez grande. Al leer estas páginas el desocupado lector podrá descubrir que el mundo se traslada de lugar y vuelve a ser nombrado con un solo nombre otra vez ("la precariedad arenosa y húmeda/ de un inminente surgimiento").
Daniel Freidemberg
Enlaces: Otra iglesia es imposible
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