Elisa Díaz Castelo

Disertación sobre el origen de la vista    
 


La primera vez que me miraste de ese modo, 
tratando de descifrar el acertijo de mi cuerpo, 
mi sangre se espesó de pronto, fui piel 
plenamente, a mediodía. Años más tarde 
supe que nuestros ancestros submarinos 
desarrollaron en la piel un par de leves hendiduras 
más sensibles. Eran los ojos: dos agujeros negros 
en los que caía el mundo. Lo que fue temperatura
se hizo luz, por primera vez vista, traducida
    del tacto.

Pero yo ya lo sabía de algún modo.
Sin decírmelo me mostraste
que mirar es tocar, una variante
que no precisa
cercanía. Tenías razón
en mis manos, mis labios,
mis alargadas clavículas, lo visible
y manso de mi cuerpo. Me conocías
a flor de vista, a golpe de ojo y sin saberlo,
es cierto, me tocabas. Que eso te consuele.




ELISA DÍAZ CASTELO
(1986, Ciudad de México, México)
De: "Sutura", Ediciones Liliputienses
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