Guillermo Siles


DICEN que puedo ver tu herida 
pero no puedo sentir tu dolor 
que no es posible caminar sobre la cuerda 
floja del lenguaje 
si ajusta el hambre en la garganta 
porque el dolor no sólo se resiste 
al lenguaje 
sino que además lo destruye. 
No conocemos  
ni siquiera imaginamos
la áspera textura de la soga 
sobre el cuello de un niño
las puntas de la nada
que aprietan su estómago.
No importan las edades
el número
o la etnia.
En la radio
en la TV
en las redes dijeron
que han muerto niños
en un paraíso sin árboles,
sin frutos ni animales
arrasado por topadoras
y agrotóxicos

Para esos niños no existió Adán
tampoco Eva
ni el relato de un mesías.

No habrá redención
para los que
seguimos vivos
contemplando

sin dios.



El muro


Leopoldo Brizuela in memoriam

dulce gracia del día
no te escondas
posteando la mañana va
mientras recorro muros virtuales
para hallarte
y no hay ninguna lucecita verde
en tu perfil que conecte a la vida
no hay
quién dirá ahora la frase mordaz
o soltará la risa cruel que iluminaba
el cerco de las horas
la punzante ironía
del “no me cites maldito”,
“mi erudita de Burruyacú”,
“mi sabio de Rumi Punco”
te divertían esos “títulos de nobleza”
te gustaban los topónimos indianos
el Norte con su gracia
coplera, los aires de la zamba
y del gato
nadie como vos para alterar
los géneros y hundirme al son
de un fado con saudade
en el lomo visible de Inglaterra o Lisboa
nadie como vos seguirá el hilo musical
la letra de una canción amada
que se ahoga
una ristra de recuerdos
de chat, los de una vieja
vendedora de remedios
y de ropa en Los Zazos
te reías del cartel fotografiado:
“botiqin y butic”
no era un invento
nadie como vos en la risa hambrienta
de lo bajo
ni en la majestad de nombrar
lo atroz y su belleza
las cosas que la arena
de este indómito desierto
va borrando.


GUILLERMO SILES
(1967, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina)
Fuente: La papa | FILBA
Imagen: Norman Charles Blamey

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