Exvoto
Exvoto
La sombra del laurel se extiende
sobre las oraciones tibetanas, dice
buscá refugio en la iluminación
y yo pienso excelente,
sobre las oraciones tibetanas, dice
buscá refugio en la iluminación
y yo pienso excelente,
vamos por ahí, hacia la puerta blanca
el viento mueve las palabras
que se pierden en el viento
y no hay adversidad en mediodías de resurrección,
el pensamiento ya no está en las nubes
si no en la forma que les vamos percibiendo,
lejanas, compactas, acumuladas
como para señalar la posibilidad
de una inquietud en la memoria,
sin voluntad alguna de cambiarle el tono al lienzo.
el pensamiento ya no está en las nubes
si no en la forma que les vamos percibiendo,
lejanas, compactas, acumuladas
como para señalar la posibilidad
de una inquietud en la memoria,
sin voluntad alguna de cambiarle el tono al lienzo.
Que suceda algo feliz. Tampoco tanto.
El Martín Pescador aparece de golpe,
se refleja en el río como un subtítulo
que encaja bien en la película que estabas viendo.
Los sentidos llegan misteriosos,
quedás vibrando con un roce de alas.
Existen las distancias en su enigma,
distancias que venimos transitando de hace tiempo
como existen los acantilados, las grutas,
los barcos corroídos por el óxido,
los fósiles de caracoles
en lugares donde ya no corre gota de agua.
distancias que venimos transitando de hace tiempo
como existen los acantilados, las grutas,
los barcos corroídos por el óxido,
los fósiles de caracoles
en lugares donde ya no corre gota de agua.
No voy a preguntarte nada nunca más,
saber es alejarse, y a diferencia nuestra
hay cosas que se acercan, con suerte se funden
como el polvo en la espiral de luz,
la dispersión del polen en la espalda
del río que se angosta
y es curva, ligereza, Paraná:
quietos, silencio,
los ojos ceden su esfuerzo
ante todo lo que viaja y viene con las aguas turbias,
columna fluida, la gran yarará
es demasiado, abramos la sombrilla,
habrá barreras, lugares
donde no será posible hacer un picnic,
propiedades, miedo a perderse en los rencores.
donde no será posible hacer un picnic,
propiedades, miedo a perderse en los rencores.
La fruta está dulce y madura,
la tetera expectante,
hay arepas en flor, peras y pan,
¿qué nos tiene encandilados?
Danos refugio en la iluminación
de los días fluviales,
en el don no deseado de un punto de vista,
de los días fluviales,
en el don no deseado de un punto de vista,
quiero volver a ese lugar
donde la sombra del laurel se extendió
sobre las oraciones tibetanas.
Hospital Israelita
En el principio hubo un lugar
con globos de cumpleaños
pulmones boca viento enloquecido
harina de centeno agua tablas de la ley
el último convenio de alquileres
números nombres de los meses
colores días fórmulas constelaciones
cartas de un tiempo
en el que se extrañaban
un escorpión iluminó la oscura bóveda del techo
la luna sostenía su balanza
el cielo abriéndose como el Mar Rojo
en dos gemelos mientras la Virgen
en ascenso se iba haciendo su lugar
fue entonces que alguien
lo arrancó de sus entrañas
hubiera preferido no salir
pero ella le insistió sopló y estuvo listo su carácter
temperamento cíclico nubosidad variable
aisladas precipitaciones las de esa mañana
en la que recordaba haberla visto
sacudiendo la cabeza como un sauce
ante el espejo del placard
el secador le hacía remolinos de aire cálido
en el pelo húmedo
fue entonces que lo atravesó un flechazo
afuera el motor del Renault 12
ponía en marcha el cielo y las estrellas
en la oscura cavidad del artefacto
despertaba al corazón.
despertaba al corazón.
Mirando un documental de la BBC sobre Japón
Soy solo una persona interactuando a solas
con los fantasmas de su celular.
Les mentiría si les digo que me puse
lo primero que encontré.
No quiero más preguntas cuando entremos
en la zona…
En uno de los episodios más álgidos de la novela
escrita hace un montón de años por la dama Murasaki Shikibu,
Genji acepta a un hijo que no es suyo.
Lo hace para guardar las apariencias…
Las apariencias, de por sí la frase es rara.
De puertas para afuera,
¿quién sabe de verdad qué fue lo que pasó?
No te gastes, por más efímero que seas.
No quisiste como deberías
haberlo hecho, ahí, hilo a hilo,
moviendo emociones como marionetas,
a simple vista profundas, aunque ilusas, la verdad,
como un esmalte.
Seguí con el ahorro para ver
si alguna vez lográs mirar en vivo y en directo
esos cerezos
que viste florecer solo a través
del biombo de una traducción.
Al menos día por medio es conveniente
meditar el curso de las obsesiones,
el tránsito de los planetas o el estado del clima,
la tela de una araña a contraluz,
el rastro ultravioleta de un murciélago,
sentir las impresiones como el paso del rastrillo
en un jardín de grava, arena y piedra,
repetir voy tranquilo, soy tranquilo,
no me acuerdo hacia dónde pero bien.
Escuchá, hay voces en los caracoles
no me pierdas, no te pierdas.
Las personas se mueren, las historias reencarnan,
las campanas extinguen y renuevan el vacío.
Boleros para gente adulta
La heladera parece estar dándolo todo de sí
por mantener los alimentos a una atmósfera
razonablemente invernal,
fría como el corazón de un agente secreto
después de otra intriga amorosa.
Hay modos de querer que están desposeídos
de referencia y habitan un espacio rico
en representaciones, conformando así
una danza que consigo misma se conforma.
Hasta que no.
No hay conclusión ni ideas en remate,
es poco más que una tendencia
que arrastra y magnetiza.
Quede a dónde quede, seré
la flecha hasta el retorno del impulso,
será la voz que finalmente se llamó a hibernar
la que nos haga ver el panorama amplio,
como veía el valle entero después de una curva
en la ruta hacia Neuquén, Egipto,
o las playas desiertas de Dover.
Lo que subió tendría que bajar, pero
¿y si está vez fuese distinto?
Renuncio a cierta intensidad, despido
a la improvisación con un pañuelo
desde el muelle.
Busco el sistema que se oculta
y muestra en los cortocircuitos,
como si nos viésemos constantemente
empujados a contar con los ojos cerrados
para salir detrás de las voces anónimas,
persecución, pisadas,
luego una calma, el sonido a cadenas
sin aceite de una hamaca moviéndose sola
en la penumbra de una plaza, risas de hiena
en la noche más oscura.
La canción de las focas no confunde más,
estando ya mi casa sosegada.
Dimos al átomo lo que pedía,
boleros para gente adulta.
Adiós, definitivamente, adiós
y la espuma está arriba y más arriba de la espuma
hay una casa, hecha con dos o tres conceptos inmanentes, ¿por qué no?
la reciprocidad, el resplandor
y al final del túnel el principio del futuro,
a expensas de nuestras expensas,
de espaldas a nosotros, de cara al sol siempre delante, molesto, polarizado.
NAHUEL LARDIES (Ciudad de Buenos Aires, Argentina)
Fuente: Aguacero Ediciones | Facebook
Enlaces: La primera piedra | Periódico de poesía | Revista Otra parte
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