Sergio Leandro | El poeta ocasional

Sergio Leandro






Está corriendo por dentro 
de los ojos 
un río, 
un imparable río tremendo 
cuando veo tus pies y su andar suavísimo 
sobre este campo florido. 

Algo en mí se enciende, 
algo palpita otra vez; yo, 
que estaba en lo frío, 
que tanto tiempo estuve en lo frío y en lo obscuro 
hoy me prendo a este halo lunar 
y paseo contigo por el jardín. 

Allá abajo, 
en los inmensurables estratos 

duermen los ejércitos, sus huesos 
impulsan ardor y laten con esta luna. 

Se colma el aire de fétidas voces. 

Brindan su perfume 
las flores nocturnas. 





Hay días que llega hasta mi lecho 
el perfume del rocío, 
la finísima niebla que se alza 
corrompida. 

¿Fue por estos mismos senderos 
que marcharon los ejércitos? 

¿Fue aquí donde la caballería a galope 
llevó en los ojos el miedo hecho piedra? 

¿Fue aquí que mostró su rostro la muerte? 

Corrió la sangre en este campo, 
en el que ahora florecen 
azaleas, canolas, dientes de león. 

Observa cómo todo persiste unido: 

   Aquí vienen los amantes, 
   a descansar bajo el sol y dar voz a sus promesas. 

No hay nada nuevo en verdad, 
que siga su curso el río. 



20 



Cuán fuerte son estas olas, su revelación. 

   Aquí 
   sucede todo lo que somos. 

La noche llueve sobre nuestro sueño 
y aquí conviven todos los espacios, 
todas las respiraciones, las lágrimas vertidas. 

Esta tierra atesora: 

tanto llanto 

tanto amor 

vastísimos campos floridos 
sobre estratos y huesos enterrados 

el beso húmedo de los amantes, 
se yergue desde lo hondo de la noche. 





poesía cubana
SERGIO LEANDRO (1981,  Cienfuegos, Cuba)

"El desocupado lector que acceda al libro de Sergio Leandro atestiguara cómo el soplo de la poesía cobra vida en tanto inflexión de una voz, cómo corre en el crepúsculo o bajo la claridad lunar. Tras esos destellos será apartado de cualquier efusión sentimental, ya que en vez de producir la ilusión y la añoranza, cada verso nos despierta de ellos (“como quien deja una ñor/al cuidado de los vientos. Los poemas que componen "Hálito" se abocan a un signo concreto mediante el cual recordar algo ausente o imposible de designar en primera instancia — de manera precisa o característica — se torna desafío (“Una canción al oído,/ un corazón que rápido se agita/ debajo de estas piedras"], y en el fondo del silencio está el silencio, todos los lugares que lo incluyen al mismo tiempo, en un solo instante, perseguidos desde un solo ángulo, desde los diversos vapuleos que fluyen tan fugitivos y cuyo sentido es la perdición, la escritura por otros medios; o en casi una referencia arcaica, la mera y sencilla esperanza (“La sangre, cielo mío, nos canta")." 

De: "Hálito", Barnacle, 2022 


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