Lilia Parisí | El poeta ocasional

Lilia Parisí


Hormigas     




Sé que el libro que dejaste queriendo darme algo 
me trajo mala suerte 
ese día tuve que asesinar a una milicia de hormigas  
que vino a amenazarme con su capacidad minúscula  
de construirlo todo 
a mí 
que tanto me cuesta apilar 
juntar 
adquirir  
a mí 
que no podría nunca con toda la basura 
hacer un hongo para sobrevivir al invierno 
No creo en la potencia de lo pequeño
me he servido de los saltos bruscos 
del espasmo
de la deglución súbita del tiempo 
Y tu libro: 
un valor de uso rosado y muerto
un producto envasado al vacío 
una pandemia literaria que ofreces al mundo
aunque de corto alcance comercial.



Canal




Tuve que irme 
correr
por pequeños lapsos arrastrarme 
y por largas horas usar un vestido
como un tubo un conducto 
que tuve que coser con el nombre femenino de la brea 
y que comencé a zurcir siete días 
después de haber nacido 
a zurcir 
con los ocho huesos que componen 
la actual agrimensura de mi mano izquierda
Tuve que irme 
correr 
con un vestido 
oloroso triste 
esencialmente cotidiano
heredado de mi familia tras la muerte 
de un abuelo heroico
de un suicidio en los terrenos de Valdivia
de un abuelo revuelto en las malezas 
envuelto en las lombrices de néctar que masticaba antes 
de transformarlas  en vino
con sus dientes de herbívora criatura. 
Tuve que correr 
dejarme picar por tres serpientes
peinarme con la sangre de las manos
untar mi cara en alimento 
Tuve que correr lejos 
porque cuando estaba allí la tierra comenzaba a taparme 
me confundía con bulbos y raíces
o simplemente carne muerta 
Un viento caliente me cubría con la saliva  de su polvo
susurraba amor entre las muelas 
por ese entonces yo 
comenzaba a  pensar en poblados con mares 
sus canteros cuyo nombre confundía con la palabra acantilado 
y de ahí  ya pasaba mi mirada a las macetas 
a sus cultivos claros 
Tuve que irme 
correr 
pero para entonces ya pensaba en poblados con mares 
y en lugares bellos y ciertos 
de un modo indetenible.



Hola animal




Hola animal 
he visto cómo llegaste a mí
a través del olfato
y yo te olí también antes de tocar la fortaleza 
que convierte mi casa en bosque
he reconocido entre los ojos tu degüello
y llego a tu encuentro también para lamerte
atender tu chillido 
tu destello 
tu primera noche acá en la Tierra
Yo
necesito que alguien cuide
el tenor y la calidad de mi alimento
que quite con cuidado el nylon 
que cubre mi cabeza 
y apoye su mano en mi diafragma
para ver si sigue el curso de todo lo existente
Contracción-expansión
me contraigo más de lo que indican 
las sanas ecuaciones del mundo
me comprimo en los asientos de un tren donde no duermo
pero simulo vida
Voy y vengo
como si afuera de la cápsula
hubiera algo
un sonido
una máquina de oxígeno.



Mezquina bóveda del bosque




Yo que a los ocho años empuñaba un arma
he buscado en esos bosques 
y ahora busco en las siluetas de cartón 
que los hombres pusieron 
para que clavara allí una bala
te he buscado, digo   
entre la inmensa y esotérica arboleda
pero la bóveda del bosque 
siempre supo distraerme
marcó mi paso 
con cabezas ancestrales
y trapos oscuros colgados de los cielos
Sagrada bóveda del bosque 
me alzaron tus ramas 
prometiendo algo que no llegué a escuchar
era tan leve la tarde
que caían pájaros niños a la tierra
y fue tan grande en mí 
tan de mí
que a partir de ese chillido levanté toda mi infancia
como piedra
Mezquina bóveda del bosque
si notabas de lejos los minúsculos mapas de mis manos
por qué me salvaste de las balas perdidas de mi padre.



No sé qué hacer con el cuerpo muerto de mi padre
de noche me pregunto si será mejor conservarlo recostado
o dejar que haga su curso
entre la materia y los objetos de cocina
Ayer dimos juntos un paseo en bicicleta
él
atado como pudo dejó que lo tocara el aire
en el parque lo acomodé bajo la sombra
pero las casas los autos las frutas
las canciones de las niñas lastimadas
empezaron a entretenerme con la vida.



Toro




Alguien sabe por qué escapó este animal con la luna nueva de febrero

Él como nosotros se dispuso en el camino:
montaña desprendida del conducto ambiguo de la noche 
tieso en el sendero donde bramaron las máquinas
y nosotros 
mensajeros suyos  
trayendo la muerte a galope del asfalto

Alguien sabe por qué escapó ese animal con la luna nueva de febrero
las manadas aconsejaron el descanso
juegos silenciosos
agua de laguna  

Mansedumbre
memoria degollada
toro sagrado ofrecido a la nebulosa de la noche:
a Lyra
y a las tres constelaciones que preguntan tu muerte 

Quieto tu cuerpo tendido en la banquina 
regó la sangre oscura
nueva
que rápido desaparecía en la sed milenaria de la Tierra.



LILIA PARISÍ (1978, San Juan, Argentina) poeta y socióloga. Pasó parte de la infancia en México y Chile. Participó de su primer recital de poesía en mayo 2017, en el ciclo Rumiar Buenos Aires. En 2018 fue invitada por el Ministerio de Cultura de Cusco, a participar de Enero en la palabra, Festival de Poesía del Sur Andino, integró el Festival de Poesía Joven Jauría de Palabras (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, mayo 2019), participó del Festival Internacional de Poesía de Medellín (octubre 2020). En 2018 conformó junto a otras poetas mujeres, la antología La sangre en las fiestas cortas, editado por Textos Intrusos (Mayo 2018). Parte de su trabajo reciente se encuentra en la antología Descosidas, (Buenos Aires, 2019). Es una de las organizadoras del ciclo de poesía Cordillera, estudia actualmente la lengua ancestral andina, Runasimi, y cursa la Maestría en Escritura Creativa en la UNTREF.

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