Poemas de “Golpe de frío” que publicará Ediciones UNL Santa Fe
“Golpe de frío”, de Gabriela Schuhmacher, es una composición poética que gira en torno a la evocación de un paisaje originario, a la inscripción que han dejado algunas escenas del pasado –presumiblemente autobiográficas- en un presente que decide volverse escritura y convertirse en un largo y sostenido, único poema.
Desde el inicio el faro que alumbra es Pavese: la obra abre con un epígrafe suyo recordándonos “aquel remoto estupor” que a veces regresa “en la inmóvil luz del día de verano”. Lo que se cuenta, lo que contarán estos poemas está fijado sobre un paisaje de la infancia y primera juventud, donde el sol y los frutos, la cotidianeidad inmediata de un pueblo de provincia, la imagen de la madre y de un primo; son presencias que permanecen inalterables.
No solo las palabras deslumbran en “Golpe de frío”, también lo que no se dice, lo que se rodea y no se nombra -el hecho irreversible de la muerte, lo fatal del destino, la irreversibilidad del tiempo-. Lo oculto se preserva así de la pérdida, se vuelve elocuente y desde ese no lugar irradia, echa luz.
Bea Lunazzi
Campo de gladiolos
La casa se levantó en el último lote
antes de llegar a la avenida de arena.
Para un lado estaba el pueblo,
para el otro
el campo de gladiolos, melones
y sandías. Los quinteros,
con un pañuelo en la cabeza
y el torso descubierto,
tiraban detrás del alambrado
las plantas malformadas
Era el momento
de salir a embolsarlas, siempre
alguna sobrevivía tras mezclar
la arena con abono, esa materia
oscura y húmeda del gallinero.
Un hueco, depositar el bulbo, regar
y taparlo. Simple, tan simple como
esperar que la flor abriera salmón
o blanca, los colores más frecuentes.
Al lado del alcanforero
mamá sirve la mesa.
Cubre su piel un paño lleno de colores. Rodeada
de mosquitos alza sus manos y se lamenta:
es un árbol que crece lento, pero ya debería
ahuyentarlos. Sacude el mantel y busca
las latas de pasto seco. Enciende un fuego
que, con pan viejo echado por encima,
se convierte en humo espeso.
Los zumbidos desaparecen, nadie se queja,
pero mamá no quita los ojos de las latas
y ciñe su cuerpo más a la tela. Para ella
no es bueno permanecer desprevenida
ante los embates de la existencia.
a Perla
Dormir juntos
Esta demora es la más dulce
Cesare Pavese
Comíamos en la mesa grande
la que daba al patio, de espaldas a la noche,
al miedo de la noche. Por eso
no salíamos, era mejor dejar que el cansancio
nos abatiera. Casi siempre caíamos
dormidos sobre el mantel y uno a uno
nos cargaban para llevarnos al cuarto.
Sabíamos que nada
sería más seguro en el mundo que sentirnos
arrojados a la par. No faltaba quien,
al pasar y vernos, advirtiera lo peligroso
de crecer de golpe, lejos de la luz del sol.
Paltas tucumanas
Mamá contaba que un amigo del norte
traía paltas de regalo, que ella
les sacaba el corazón redondo y duro
para ponerlos en almácigos.
Daba gusto ver los brotes vigorosos,
traspasarlos al suelo
con tutores y pensar cómo
sería el camino de ingreso
una vez crecidos.
Con Javier la ayudábamos
en cada plantación.
Al caer la tarde, cada uno se preguntaba
por el corazón enterrado,
por el conocimiento vegetal
que rompe la oscuridad
hacia la luz.
Al pie de la cama, agradecíamos
tener a mamá en la noche,
era la única capaz de escarbar
corazones dormidos,
lograr que volvieran confiados
a la blandura de la vida.
Referencias:
Al lado del alcanforero. “Ciudad en el campo”
Dormir juntos. “La cena triste”
Cesare Pavese, “Trabajar cansa”. “Trabajar cansa / Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. Traducción. Jorge Aulicino (Griselda García Editora / Cartografías / Ediciones del Dock, 2018).
Una serie de poemas narrativos, que reconocen la sombra del poema-racconto de Cesare Pavese y las mitologías ocultas de la vida provinciana, conforman una revisión del pasado que es, también, una visión de la naturaleza. En el núcleo, dos figuras: un primo rutilante, muerto tempranamente, y la madre. Los rodean la frontera con la escasez, con el sacrificio; los enaltece la luz sepia de todo lo que fue; los preserva el entorno de las cosas del campo, los pájaros, los cielos, las plantas, la tierra que se cultiva. A veces un “golpe de frío” recuerda la mortalidad, hasta que se abre un sabor, una cadencia, o “una ventana sin pensamientos / al día en que nada nos iría a sorprender”.
Extracto del jurado del premio José Pedroni 2019 integrado por Laura Wittner, Jorge Monteleone y Carlos Battilana. Mención honorífica categoría obra inédita 2016-2019. Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe.
GABRIELA SCHUHMACHER
Nació en la ciudad de Santa Fe, en 1970. Publicó los libros de poesía: Cantos del norte (Editorial de l'aire, Santa Fe, 2016), Puros e Impuros/Extensos Óleos (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2018) y Ahogada en otro Tíber (Editorial Ciudad Gótica, Rosario, 2018). Becaria en letras del FNA (2017) por el proyecto Ahogada en otro Tíber. Recibió una mención honorífica en el Premio José Pedroni de poesía, categoría inéditos 2016 - 2019 por el libro Golpe de frío (Santa Fe). Integra entre otras antologías, la Federal de Poesía Región Centro (CFI, Buenos Aires, 2018). Sus poemas pueden encontrarse en diferentes revistas digitales y blogs. Estudió artes visuales y es gestora cultural universitaria. Autora y coordinadora del proyecto La Poesía se mueve. Trabaja en museos de la ciudad de Santa Fe, Argentina.
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