Mariana Spada

Comamos







En los platos

todavía queda un residuo

que se parece a eso

de lo que hablábamos anoche

al amor que mal que mal

va a alcanzarnos nuevamente

cuando menos lo esperemos

después de todo ningún pasado se aferra

con tanta insistencia a nada

y además lo que cautiva

es siempre la misma cosa

como el borracho que vuelve

temprano por la mañana

a querer meter la llave

errada en la cerradura

sabiendo que no es esa

vamos probando y con suerte

                                                 entra.



Comamos

estos vasos tuyos

turbios y petisos

son ideales para llenarlos de cerveza

cuando no hay dinero

que despilfarrar en botellas

y más botellas.

Se bebe así despacio

y el porrón se calienta

más rápido de lo debido

en el envase oscuro

que transpira ya el verano

con su promesa renovada

de noches plenas y días fuertes.



Revisemos otra vez

eso que hablábamos anoche:

el porrón que baja lento

el patio perfumado de jazmines

los jejenes abalanzándose

contra la halógena corno kamikazes

la playa que conocimos

juntas ese otro febrero

los limones como soles

en la vereda de enfrente

el olor de la lluvia levantándose entre los canteros

el tapial reverdecido

y ahora sí:

comamos.








La última rama de este árbol se quiebra acá







¿Dónde ubicarme

si no fui

para madre

menuda como

la espadaña

que corta el viento en dos

sin renunciar a la gracia

ni llegué a ser

a ojos de padre

más que el ensayo

infructuoso

de su varón

final?



Algunos

huesos

daneses

la caja torácica

por donde sube el timbre

de una voz grave

a ecuánime distancia

del deseo y lo deseado.






Mariana Spada

MARIANA SPADA


De: "Ley de conversación", Gog&Magog, 2019







































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