Alberto Geria, un poeta ocasional


Hace años,  Leonor García Hernando, me recomendó  'El púrpura y las tazas', de Alberto Geria. Releo los poemas que publicó Ediciones del Dock en la colección El mono hablador dirigida entonces por Joaquín Giannuzzi y me sorprenden tanto los textos como este otro ejemplo de ocultamiento deliberado, que se incorpora a la lista de algunos autores con un solo libro publicado, y sin continuidad en referencias de orden literario. 


El rostro maquillado de entero blanco
su quimono de flores la guarda mientras pasea
en talle de ondeadas espigas doradas.
Ah! Cuando su piel tornasolea desnuda y sus poros
emanan mimosas y delicadas chispas multicromáticas,
chispas de abrazar y acariciar
de embriagadora fragancia
que ¿en manos de quién está la fórmula?
Oh! Cuando sus músculos centellean
y la estremecen arremolinada en sus chispas
¿Cuántas luces le habrán dicho
que no fue construida para merecer a alguien?
Oh! Las conexiones de adentro de su nuca,
una noche vieron cómo se las arrancaba
y lloraba derramando colores a la calle
su cuerpo manchado de llanto, acurrucada
al fondo de un escaparate de lencería.
La gente la rodeó, los chicos querían tocarla.
Fatigada de soledad, con la cabeza tendida de congoja
aún tenía que sonreír y seducir
aún con ojos tristísimos, distantes.

Cartel de Coca-Cola frente al obelisco, 3

Del tragaluz llega una luminosidad sinuosa
muchas veces quebrada.
Las máquinas se describen en sus contornos
una pinza adherida a su desnudez
unos martillos tienen aletas de pez.
El aire lejano de los mares
ejerce aquí su pesadez
de lugar precisado de rescates
de oceáno que no me completa.
Con las burbujas huídas de mi caída
me acerco a una música que presiento subamarina.
Manchas graciosas en los pantalones de los pintores
el aserrín querosenado oleaje de escobillones
cúmulo de remaches frío que aprobarían las Górgonas
la forma de la tijera abierta - la forma de la tijera cerrada
la cola de chispas de una dureza que chilla
el silencio que vuelve a las máquinas apagadas.
Bailan las partículas sobre líneas fatigadas
sin más incitación que la sed de los metales
es posible ver cuerpos en legiones revolcándose
en ascensos sinfín, sin más suben.
Los rostros que esconden mi rostro.
Burbujas de ánimo que mi piel suelta
en pacto cosquilloso con el cielo.
Y quiero huir al sitio en que esto ocurre.


ALBERTO GERIA 
(S/D)




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