Marcelo Leites | El poeta ocasional

Marcelo Leites

III 







La lenta irradiación de la luz

entra al cuarto en penumbras,

filtrada por el tono ocre

de las hojas que caen

de los árboles del jardín.

Todavía no amanece sin embargo.

Es más bien la sensación

de que hay otro cuerpo contiguo.

Un resplandor efímero,

un espejismo.

Como si el hecho de que el cuarto

se ilumine no dependiera del sol,

sino de la posibilidad de verlo

bajo ciertas circunstancias.

¿Pero cómo se habla del sol

cuando sólo hay oscuridad?



Durante media hora

mirás El jardinero está arreglando el jardín

de Lucio Fontana en un Museo de Buenos

Aires, como si intuyeras que detrás

de esa rajadura negra con fondo sepia

ibas a estar vos con un jardín propio,

y como si la rajadura te interesara

tanto o más que el jardín,

tan invisible como el del cuadro.



El tiempo es un cuchillo filoso

y el espacio, un desierto

que no pudimos atravesar.

Los cactus también se secan

tarde o temprano

como el amor.










Marcelo Leites

De: "Adentro y afuera", Barnacle, 2019

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