Miriam García Aguirre



El arte de dilatarse o la habilidad del silencio







Hay ciertos días de impecable estructura donde mi cabello es el

único acto de rebeldía posible: tal vez podría llevar un peinado

que atendiese al canon



si hubiese llevado una dieta que disciplinara mis expectativas

o renunciado con oportunidad a la posibilidad de aprender a

observar o a sentir: no sería yo,

esta mujer desalineada incapaz de obedecer por completo.



El arresto al que me someto para entrar en alguna de las celdas

posibles me deforma

de manera silenciosa. He dejado de resistir a la expansión de

mis propias dimensiones,



hubo un instante sin registro en el que decidí andar hacia un

rumbo donde las coordenadas tienen poca utilidad:



durante el tránsito por mundos en construcción y destrucción

frecuente es precisa la confianza

en la locura propia:



la libertad es algo existente en mi sustancia vital

un sueño colectivo que atraviesa los siglos de los siglos

de una lengua a otra lengua

de un cuerpo a otro cuerpo

de uno a otro aliento



por momentos, de silencio en silencio.








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