IV
Al nacer
cabías dormida
sobre mis manos
a tu lado
parecíamos gigante
pero éramos pequeños
hija
los tres
en la palma
de la noche
VII
Una
noche
hija
tu madre y yo
hicimos una pira
de recuerdos malos.
Arrojamos cajas abiertas
y cajas cerradas.
Todo se fue quemando
mientras vos dormías.
El humo era cada vez más denso
pero el aire
en sus remolinos
cada vez más puro.
XII
La primera vez
que tu abuela te vio
hija
vos dormías.
Se acercó
como una peregrina
inclinó su cuerpo
y dijo algo suavemente en tu oído
que no pudimos escuchar.
Te ha dejado un hechizo
una ofrenda
que llevarás como un tesoro
como el cofre que la luz
abre al mediodía
XV
No te asustes
hija
si en los sueños
aparece el viento del sur
trayendo un telón grisáceo de lluvia.
No temas al molino gigante
que gira alocadamente su cabeza.
No te asustes
si ves un niño
tímido y sonriente
en el trigal
se conocen
tiéndele tu mano
en la tormenta.
XVI
Mismo bar
misma mesa
misma botella
otra
pero la misma.
Sos el hueso pelado
que se le tira al tiempo para entretenerlo.
Para que escarbe y se quede dando vueltas a tu alrededor.
Así
mientras tanto
podemos talar a los árboles más viejos
sin preguntarnos por su corazón seco
ni el lugar de dolor.
Así
mientras tanto
podemos matar un elefante a distancia
sin que nos huela
sin necesidad de mirarle la parte
del ojo que tiembla.
HUGO CONEUS (1980, Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires. Reside en La Plata)
[Envio de HC]
1 Comentarios
Bellísimos poemas! Gracias Hugo y Pedro!
ResponderBorrar