Hugo Coneus | El poeta ocasional

Hugo Coneus

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IV



Al nacer
cabías dormida
sobre mis manos
a tu lado
parecíamos gigante
pero éramos pequeños

hija

los tres
en la palma
de la noche



VII



Una
noche

hija

tu madre y yo
hicimos una pira
de recuerdos malos.

Arrojamos cajas abiertas
y cajas cerradas.

Todo se fue quemando
mientras vos dormías.
El humo era cada vez más denso
pero el aire
en sus remolinos
cada vez más puro.



XII



La primera vez
que tu abuela te vio

hija

vos dormías.

Se acercó
como una peregrina
inclinó su cuerpo
y dijo algo suavemente en tu oído
que no pudimos escuchar.

Te ha dejado un hechizo
una ofrenda
que llevarás como un tesoro

como el cofre que la luz
abre al mediodía



XV



No te asustes

hija

si en los sueños
aparece el viento del sur
trayendo un telón grisáceo de lluvia.

No temas al molino gigante
que gira alocadamente su cabeza.

No te asustes
si ves un niño
tímido y sonriente
en el trigal

se conocen

tiéndele tu mano
en la tormenta.



XVI



Mismo bar
misma mesa
misma botella
otra
pero la misma.

Sos el hueso pelado
que se le tira al tiempo para entretenerlo.
Para que escarbe y se quede dando vueltas a tu alrededor.

Así
mientras tanto
podemos talar a los árboles más viejos
sin preguntarnos por su corazón seco
ni el lugar de dolor.

Así
mientras tanto
podemos matar un elefante a distancia
sin que nos huela
sin necesidad de mirarle la parte
del ojo que tiembla.


HUGO CONEUS (1980, Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires. Reside en La Plata)
[Envio de HC]

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