Mareo de invocación
A la cascada
de jazmín
a la pregunta de los días
respondo: practico
el oficio silencioso
de invocar caballos.
Pude decir
decapiten esa estatua
vayamos a la guerra
daguen la fruta en la pared,
pero insisto en la lentitud
permanezco
anzuelada a la furia del torrente
¿Quién vió
la casa incendiándose en el río?
La mueca perversa del dique
¿Quién contó
los zapatos en el pasto?
y no gritó
y se llenó la boca
y durmió sin sobresaltos
¿Cómo sobreviví
al verano de los camaleones?
Todos
me mostraron su faz infecta
el pliegue secreto
de su piel reversa
de amiguitos con escamas
¿Cómo resistí
a la implacable belleza
del llamado de mis muertos?
Invoqué caballos
día tras día
y no obedecieron
vinieron, sin doma
lo presentí perdida en la estepa
en el café negro de un bar del trópico
tuve la revelación, antes del fin del verano
ellos sabían mi nombre:
mi corazón es
la ola escondida
en la voz de una piedra
que dice hija quiebra
el bambú rompe el arco
desiste, descansa, destruye
toma la flecha
entonces, partí la caña en dos
la clavé en la tierra
resolví el trayecto
del disparo,
junté las manos
hundí la cabeza.
Para mí, a mis pies
la bala dorada
para los enemigos,
la flecha en la garganta.
Una tropilla oscura
cruza el río:
soy yo.
A mis espaldas
el fuego no deja nada,
tan sólo la marca reluciente
la cola del zorro,
el rastro de mi oficio.
Esta es la lanza
Ahora
que la riestra de pólvora enemiga
encarama la calle
como maleza rastrera
que cuartea los malvones, desangra
y la savia alimenta a las hormigas,
como diente de marfil
en el cuello del magnate
como naufragio anunciado
por el servicio meteorológico
ahora,
que nuestros nombres han sido cantados
(tarde o temprano),
que el milagro sólo ocurre
a los mártires siempre limpios
dignos de la clave de su dogma
los premios y las condecoraciones
cabezas brillantes laureadas
resplandecientes
faros de poder
en esta galaxia de hambreados.
Ahora, soñamos
toda Roma en llamas
los cascos como plumas enardecidas
en la cola de un dragón demente
el humo, balconada de una vera del río
toda Birmania elevada
una falla de la selva, marea
azafrán atestando la milicia,
toda sierra maestra
es una mujer zacateca clareando
la mañana más luminosa
pasando la montaña de trenzas
y tapices sagrados,
ahora, que sabemos
que ni origen ni pecado ni cadena
ni costilla ni moisés ni talón:
todo el peso de la historia
la fábula constrictora
en la nuca de los pueblos,
la fusta del amo autoproclamado
repica bífida y serpentea
los lobos pierden su olfato
la boca del bosque se confunde
en pozos ciegos
dónde refulgen metales asesinos,
los perros amordazados en las casas
son alejados de su ancestro.
Ahora,
ésta es la lanza
la lengua molotov
la pupila en la espalda
el mapa dónde cae el horizonte
la renuncia al espejismo
el puma siempre oculto
el aguará solitario y sediento
la guerra contra el designio:
las naciones-cuerpo alimentarán
las naciones-espíritu
y así será
la supura cristalizada de los tesoros
el progreso prístino de las ideas
intocables
exclusivas
adelantadas dis tan cia d a s
entonces lejos, atrás, cercado
el parque de los magnolios
que portan la insurgencia del verano
perseguida
la bacteria de lo popular
que crece y se hace fuerte
en la memoria residual, latente.
En un valle de diestros
usaremos al revés las armas:
el desprecio que nos regalan
será la distancia ganada,
el tiempo de ventaja
en el pecho de nuestros caballos
cruzando la línea de fuego
con las crines intactas
ésta es la lanza
una anémona de helio
cruzando la noche en destellos
el cadáver de un satélite que late
un buen augurio
un presagio
a la velocidad de luz
que aún no se ve.
Vendrán las lluvias suaves
alguna vez.
Esta es la lanza.
De: "Dos Poemas", Ediciones Arroyo, Arroyo Leyes, Santa Fe
Escama piedra follaje *
I
Me dieron la palabra
escama
al nacer,
una hebilla brillante
sujeta el fino cabello
un leve estertor
de la luz,
escama
(es y no es)
arrastra el código
del cuerpo que abandona
para siempre
escama
el fin de la protección:
una superficie rosada
revela suave
el río seco,
la herida.
II
Siempre tuve
esta vocación de piedra
el golpe del agua
el golpe del viento
el ramalazo eléctrico
sobre mis costas,
podría mentir y decir
que no:
no hay jeroglíficos
en mis manos
no hay sangre en la raíz,
pero soy una gema
con vocación de piedra
no olvido la lava
ni la ceniza
ni al volcán insomne
que estampó en mi frente
la violencia de la vida
Refuljo
y tal vez la sombra
el nudo, la intemperie
se agiganten
en mi reflejo
y alguien grite o sienta pena
pero soy
una piedra en el desierto
ya nada me aterra.
III
300 gramos
pesa un corazón humano
y nada dice eso del follaje
que intento,
nada
de las magnolias bordadas
campo adentro
respiran
inspiran
respiran
se expanden
un corazón demasiado
grandes lluvias se aproximan
el mal de pecho
la luz mala de la carne
ese tajito
el perfume que se va
en cada cosa que pierdo
300 gramos y
¿qué hace el corazón
en estos tiempos?
Puebla
un mar de autos
las ventanas
el desempleo de las horas
nos sorprende ante el caracol
o la mariposa,
atónitos
gramo a gramo músculos a músculo,
una mano sostiene
una valle húmedo
otra mano.
Qué se hace
qué se dice
la magnolia
insiste en su gesto luminoso:
abrirse
en cada noche despiadada,
follaje, follaje, follaje,
bosque precario
el peso de mi cuerpo
el peso de mi amor
exacto
proporcional a la luz
la única encendida en todo el barrio,
esperándome.
*Próximos a publicarse en una antología.
* daguen (original autora)
Nací en el '85, una noche calurosa de octubre, en un sanatorio con nombre de continente helado. De ojos orientales y sangre italiana, pasé mi infancia en las horas lentas de un barrio de casa bajas y calles empedradas.
La casa dónde crecí en Floresta fue construida por mi padre y mi abuelo, así como los vestidos que llevaba y ensuciaba al trepar rampas eran cosidos por mi madre. Algo de esa insistencia obrera, analógica, manual, persiste a la hora de tocar las cosas. De abstraer imágenes del mundo.
La poesía apareció como una lanza, un experimento doloroso con el pasado, la muerte cercana. Una lanza de lado a lado, encendiendo la sangre también. Una pregunta sin respuesta a otras preguntas. Sólo imágenes de posibilidad.
Hoy puedo decir que soy docente, que llevo una actriz y una fotógrafa dentro, y a veces salen a jugar. Estudio Artes y Pedagogía. Confío en trabajar por los derechos y la poesía. Publiqué La última oleada se llevó todo menos esto (Editorial Subpoesía 2013), Eso que no se parte es una respuesta (Difusión Alterna, 2014), Muta (Nulu Bonsai, 2014), Floresta (LFS 2015), Esto pasa: Poesía en Buenos Aires (Llanto de Mudo 2015), Tundra (AñosLuz, 2018), Tranco cabelo, cai um raio (Benfazeja, 2018).
0 Comentarios