No hay grullas en Dublín
No hay grullas en Dublín.
Entre mayo y noviembre
abre el embarcadero Gingelgracht.
Se recorre la ciudad (Amsterdam)
en hidropatines
que provee el mismo embarcadero (no es caro).
Los padres y sus niños salvajes
atraviesan ciegamente, aun bajo la lluvia,
esa mollera fermentada,
una ciudad( Amsterdam - Dublín),
bajo cobertores impermeables
que el embarcadero entrega junto con
chocolates y mapas metalizados.
Después,
dormiré en habitaciones con grullas
adosadas a paredes de estuco
(no serían grullas o sí, acaso).
De: “El poder de unos límites”. Publicará en Buenos Aires, Mora Barnacle.
Otros poemas de ALICIA SILVA REY, aquí
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2 Comentarios
Poética extraordinaria. Su versatilidad llega hasta los confines menos frecuentados, tan solo para experimentar el hechizo. Gracias.
ResponderBorrarAcertado comentario. Gracias
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