Jorge Ortega | El poeta ocasional

Jorge Ortega


Poesía mexicana




Subida al monte Urgull




Al fondo el mar, el sobrio mar

de fondo 

que se nos desdibuja.


Entre robles y helechos

la espiral de piedra no pulida,

las furtivas

y onduladas

terrazas del musgo.


La espuma de la hiedra

trepando por los troncos,

los cauces de hojarasca 

crujiendo bajo una pisada en falso.


Rampas. Escalones

pacientemente relamidos

por el inofensivo alud del vaho.


Y el final en dónde o para cuándo:

la cumbre se escabulle a nuestros ojos,

pirámide borrada por la selva 

en una distracción.


A mayor esfuerzo, menor la extenuación, 

mejor la claridad de los confines

o pronta la llegada.


El poema se hace en el trayecto,

trata lo que tardamos

en alcanzar la cima 

y descubrir ahí lo perseguido en vano,

la veleidad del aire, el resbaloso pez de las alturas.






El jarrón




Donde no hay un jarrón

hay un jarrón.


Es el jarrón

que fabrica el deseo, el jarrón


que no compraste en Nápoles

pero que participa

de una memoria herida

por la desposesión.


Lo huérfano de ti,

aquello que anhelaba tu rescate

en el momento preciso


detona en la pupila, logra empinar el río

del aire peregrino que traslada 

las ofrendas de unos

          a otros 

                      territorios.


El jarrón que aún te aguarda en Nápoles

se acostumbra al espacio que no ocupa, crece

en la repisa austera de la sed

pintándose solo.


¿O es acaso el entorno el que se adapta

a la forma añorada?






Jorge Ortega (1972, Mexicali, México)

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