Pablo Queralt: Nací en el cine | El poeta ocasional

Pablo Queralt: Nací en el cine

Pablo Queralt



El viento balanceando las Spigelias y las Euphrasias bajo el cielo
blanco ese es todo su amor esa frecuencia nos atraviesa
felices en todas las escenas apiladas páginas y páginas
en el sentido que el tiempo circula
entre las squilas entre sus aguas
el rumor y la transparencia en ese ir hasta
en las esquinas de esas páginas

vi lo geminiano vi lo escorpiano todo ese mundo

en lo naranja profundo asombrado vi mi amor por todo
dispersando sus sombras sus fuegos
nos lanzamos en esa tonalidad a un cielo de final
a esos ojos que me enseñaron cómo veía yo
a mis aquí ahora sus ventanas
más rápidas que el ojo que se abren
en ese casi nada de esa luz feliz
que deja percato el color
el buzón donde echar la carta
la necesidad de ese idioma esas palabras
yo estoy allí yo levanto la tapa de otro cielo
en el resplandor de esa pincelada
tan leve.
Y una vez y otra vez el momento de acercar la cara
que se abre a algo como esa sensación
de que el cuerpo flotará que nos hace libres
es una llave
si acercás tu cara a la pantalla ellos te traspasan
y es ese sol naciente que deja ese aire denso
esfumándose con su sueño dorado
que te tiene para ser volado
inciensos pasifloras
cambiando el color para ver
manzanillas melisas mentas
tamarindos naranjos amargos
que se acunan y dan vueltas en el aire
y luego ríen

algo cobra vida

un campo en cualquier parte
esa ráfaga que es soledad entre las casuarinas
fabricando mi campo precioso en la mirada.
Una imagen se talla y queda para siempre.
Los actores que pasan como un viento la sala se llena
y se vacía esta es toda la vida
que crece cada vez que respiro
sigo este manual este caminito para poder amar
una parte mía que odiaba necesito coraje para seguir
y que la vida parezca ser
uno venía a cierta hora de la tardecita y se sentaba inquieto
a mirar el instante presente en que la luz nidificaba en el sueño
y su sordina un paso más allá su silencio
inquieta luz confío en esa luz.



Mi abuela murió en el cine

después de tomar su copa de anís 8 hermanos
viendo los paraguas de Cherburgo maldito funeral
todavía siento su respiración sus pisadas el arco de claridad
que recibía mientras se movía por el pasillo su silueta
proyectada en la pared antes había dejado limpia la cocina
todo lavado para el día siguiente pasando por esa sumisión
cartílago de pájaro de entregarlo todo sin el miedo a perder nada
con o sin su llovizna de puntos azules en el talón del otoño
nunca pude devolverle todo lo que me dio
el esqueleto encaminado los pantalones recosidos
pero el día señalado desandé cayendo sin creer que existía
toda la cinemateca de esta ciudad de vidrio aullando buscando
ese sánscrito que traduce la verdad
buscándote en cada curva
en un mundo que chilla y cruje en su réquiem.


De: "Naci en el cine", detodoslosmares, 2018



Cuando el día se retira 



cuando olvidamos nuestro nombre aquello que sigue siendo yo  
aquello que ahora viene cuando todo se derrumba en mi hora verdadera 

y que seguirá siendo lo mismo cuando haya pasado 

espejea su instante dibuja la dimensión
de lo desconocido más allá de su cristal mental  
nos mancha con su azul con su insensata coherencia  
con su luz en que confío cada vez que despierto 
sacude el sueño en que estamos acostumbrados a vivir 
la caja cerrada donde esta la respuesta.  



§



Ese momento mágico que  sobreviene a lo largo del  día  
cambia mi  sistema cerebral y mi vida con su planeta balanza  
y deja todo ese sufrimiento acumulado en su pum pum  
de  darme contra la pared   
de  su  demencia negra una vez más.  
Pero siempre recuerdo la fiesta de estar vivo de liberarme  
de lo que no me  deja ser feliz 
y empezamos a sentirlo antes que el  personaje 
me maneje  a mí  
en momentos tan claros del juego de estar perdido y encontrar el eje  
cuando todo vuelve a cambiar. 
Y ese es el cielo que se liberó la mente que deja que mi visión interna  
me permita ver lo de afuera 
y no ser derrotado por la pequeñez  
cuando estoy ya sin aliento y atontado de tanto correr. 
Y es la primavera donde los menores tienen todo el permiso  
y la rueda del molino esta siempre cantando. 
Y eso es  todo lo que podes llevar a la mesa en esas noches. 
Alguien sigue leyendo alguien vertió la brea en esa hora desconocida. 
Nos alfabetizamos en esa espuma, mar de esos espejismos. 

De: "Raros sentidos", Editorial Modesto Rimba, 2017
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