Jesús Sepúlveda | El poeta ocasional

Jesús Sepúlveda





El animal tiene hambre




El animal tiene hambre

de fulgor y estambre

Tiene hambre



Ha muerto tratando de cazarlo

Suspirando

última y fatalmente



El hambre brinca

Tiene vigilias



Hay lomos liberados

que bailan / se calientan

Beben agua con sospecha



La hambruna enrarece

¿O pan o azúcar o té

o gas

o la mano tierna?



El animal tiene hambre

de bondad



Famélicos aquellos que engordan

dejando sin comer al otro

u otra

que permaneció atenta a sus cachorros



El animal tiene hambre

Recorre zanjas

lomas

Viaja



Se para en dos patas y escarba la colmena

Abre sus alas y se arroja de un risco



El animal tiene hambre

cuando va en bandada

o vende sus pulmones sus ojos

su bondad su bronca

que quedan colgando de los ganchos de la carnicería



No hay matarifes sin matadero



hay una revista. un cuento. una micro

y el barrio donde se crió el que escribe



Hay matanzas



Generales los jiferos que llevan delantal plástico

o cotona blanca como los doctores

los químicos los curas los investidos



O botones dorados / jinetas

o terno

A cuero limpio

o sudado



Cuando el animal tiene hambre

todo está tenso

Se desmoronan los libros

se parte la tierra



En el jardín brotan flores de otoño

En la glorieta irreal y necesaria

corre la brisa

pasa la gente



El hogar es uno

que fuma sentado en el patio de su casa

o en un hotel

o aguarda silencioso en el rincón de la infancia

o espera afuera

hasta que abran la mampara



El hambre sale y entra por las rendijas

Hace ranuras

Respira

Trepa rejas

Se alimenta



El animal en cambio no espera

desfallece o muerde

Tiene hambre

y frío



No sabe vivir

con dolor y angustia

pero trata



Se prepara once / se baña

o no se baña



Se harta hasta el hartazgo



Sorbe

Remoja el pan



Se serena un rato












Jesús Sepúlveda (1967, Santiago de Chile, Chile)

Fuente: Jornal de poesía






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