Aunque nos citáramos por teléfono
Me asombró esta noticia científica: frente a la inmensidad
del Cosmos, todo parece frívolo, las preocupaciones humanas
insignificantes.
Y realmente me obligó a cerrar el libro de Sagan esta otra: si nos soltaran
al azar dentro del espacio cósmico más escéptico
la probabilidad de que nos encontráramos
sería inferior a una parte entre
mil millones de billones (10;33).
No obstante, mientras encendía el fuego de la chimenea,
tuve la esperanza de que girando lentamente entre las islas estelares
una vez, cada 250 millones de años, una tarde fría de otoño
con lloviznas, yo podría pasar al lado tuyo, cuando solitaria,
tomas el lento whisky de la noche oscura, a 40 millones de años luz
de Resistencia.
Otros poemas de ALFREDO VEIRAVÉ, aquí
De: "Radar en la tormenta", Editorial Sudamericana, 1985
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