Alberto Cisnero: era la señal de partida para las naves | El poeta ocasional

Alberto Cisnero: era la señal de partida para las naves





Forma parte de mi guerra




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agosto. invierno en gregoria pérez de denis, santa fe.

mil nueve cuarenta. simple tierra y oscuridad. sé de dónde

vengo. y dónde me saco la mugre. es cuanto puedo hacer, pa.

gracias por dejar leerteló. para mi seguís siendo un héroe.

no sé si perdiste un brazo o una pierna. seguís siendo

hermoso por todo lo que hiciste.










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era la señal de partida para las naves. si otros la conocían
es porque

ya se  supieron


perdidos desde antes. pero no entonces, no entonces.

no se dejaba reducir a una expresión más sencilla la luz, al


golpear

los cuerpos. 


volvieron a cederme el asiento junto al fuego.

no salimos de ningún cuento de hadas. afuera están el


bosque,

el invierno y la oscuridad. una tosca y lúgubre narración


épica, si

querés. yo no puedo cumplir tus promesas. allá teníamos una


casa

con vestíbulo, fondo y un rosal. la ciudad es rara vista


desde acá.

mitad dorada, mitad oscura y todo amontonado como bártulos

en un cajón. luego un ruido a lata, el chasquido de un


fósforo

y el mundo comparece alrededor de la minúscula llama azul.

la crónica latina una batalla perdida hace nueve siglos

también comenzaba así: tengo cuarenta años. nací en las


casas,

eso lo sabés. pasé la mitad de la vida en esta querencia.

recordar es acudir a una ciudad vieja, pero no es una trampa

como esta noche que niega y derrumba todos los refugios,

todas las cosas edificadas por los hombres, para que puedan


alzar

la cabeza. cómo sobrevivir en este mundo de públicas


confesiones.

contuvo la lengua, dirán. leyó documentos, hizo resúmenes,


copió

referencias. siempre faltaran muchos años para completar la


historia.

había más suciedad que hierba, pero la llamaban hierba.




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viajo radiante de alegría, envuelto en la paz del domingo

y el tañido de las campanas, bebiendo con mucho denuedo,

frente a casas saqueadas y en llamas, por caminos atestados

de fugitivos. estío. oh, vivir la mejor aventura de mi


generación

en un lugar extraño que muy pocos conocen y que menos aún

sabrían pronunciar. unas simples maniobras bajo un cielo


cálido

y azul, con olor a espuma sucia de la marea, para impedir

la extinción del fuego y del uso del subjuntivo en la poesía

provenzal arcaica. un día escribiré las tonadas alegres

y despreocupadas, la sensación de que esta es la mejor época

de mi vida. un suvenir de días más felices, una promesa de


futuro.

nadie pensó que era un héroe pero que dentro de unos años

no sería más que un tullido. todos nosotros, mendaces de


servicio,

todos heridos e infrascritos. así nuestros miedos más


íntimos

se extendieron a un circulo de desconocidos. esa guerrita

es bella en las pupilas de críticos, literatos y eruditos.

simplifiquemos el pensamiento, normalicemos la violencia:

muchos han caído o están hospitalizados o asilados por


insanía.

padre me dio consejos, los demás bebidas fuertes.

cuesta más perseverar que ser valiente.
















ALBERTO CISNERO (1975, La Matanza, Provincia de Buenos Aires, Argentina)





De: "Forma parte de mi guerra", inédito.​​




Escribió: La sustancia en infracción (2002), Los dados de la




muerte (2004), Mil brillos apagados (2007), Akullico (2009), El precursor químico (2009),Tagsales (2010), Adiós y hasta pronto (2010), El movimiento obrero granizado (2011),Robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes (2012), Ajab 2012),Oquei, gracias (2013), Las casas (2013) y las novelas Hablamos cuando se pueda (2011)y Treinta dineros (2012).​​​​​​




Publicó: El límite de la materia (Ediciones Ruinas Circulares,2012), Tagsales (Encausto Edictores,2013) , Adiós y hasta pronto (





Dio Fetente, 2013), El movimiento obrero granizado (Barnacle, 2014) y Robé un






auto para trasladarme a las soledades vivientes (Barnacle,2015).







Imagen: foto de Mario Efron








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