María Cristina Ramos



María Cristina Ramos








Música





Corté su azul como un hilo de encanto,

como un racimo que ya no prospera.

Como un cauce donde tal vez había

el cristal que el agua alumbra de la nada.

Corté su escaso cielo por lo sano,

ya no más la suavidad del escondite,

música donde bebía mi silencio.

Suele pasar con retoños tardíos

que brotan, indefensos,

de la rama quebrada.

               





Viaje





Ha traído un baúl lleno de historia en pena

y está en la galería posado su silencio.

A su lado es el hombre el que viaja y no llega

desde su origen al puerto inesperado.

Madera descubierta con metal afligido,

el baúl guarda en celo su búsqueda viajante.

El hombre está parado a orillas de este cielo

que ajeno se desborda de estrellas ignoradas.

El baúl toca tierra de rincones esquivos,

él se pliega en el hondo recelar de sus años.

Las aves migratorias siempre son extranjeras;

nunca se vuelve al cielo que una vez se ha dejado.







La que huye





Tengo que hablar seriamente con la liebre.

No sé por qué me busca con un rabo de sombra,

la he visto complacerse en la hierba,

alumbrar su pelaje en escondites.



La he visto con sus largas alertas

detenerse y mirarme,

                   como quien esgrime una pregunta

y después esfumarse en hebras de desierto.



Tiene que haber un modo

                   de entender su mirada,

con razonable pausa alcanzar su carrera.

Llevo siglos en esto, ya no aparto la alfalfa,

                   me tomo este sosiego

de esperar que algo cambie

                   en un claro del mundo.





María Cristina Ramos (1952, San Rafael, Mendoza, Argentina)

De: "En un claro del mundo", Editorial Ruedamares, 2012


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