Guillermo Bianchi | El poeta ocasional

Guillermo Bianchi





Fuente: www.tuertorey.com.ar

El orden de las cosas









los muros los escombros me transmiten recuerdos

obedezco al lenguaje del cristal que trepida

respondo al juramento desleal del relámpago

la simple observación de una canilla

me provoca un intenso sentimiento de ahogo

el fuego vaticina mi futura memoria

los relojes me llevan de modo inevitable

a treparme a la copa de los árboles

para lanzar mi aullido a la intemperie

toda consternación me pertenece

toda felicidad me contradice

el silencio lastima mis oídos

contemplo horrorizado la belleza del día

y persigo a mi sombra para no despistarme

soy el ojo que rige mis bruscas mutaciones

el barco que establece sus propias tempestades

todas las realidades me parecen ficticias

todas las utopías me resultan posibles.








Mar adentro








el mar toda una vida a la intemperie

toda una vida el corazón cerrado

al no ser mar qué breve la mención de tu nombre

yo que nunca lloré bajo una nube

ni recorrí las costas del espanto

te hago cárcel de mí labio a mi copa

en un mundo que goza desenterrando espadas

rodeándome de perros la memoria

el mar respira en vos y es como un rezo

como una crisis que jamás descansa

y no te haré saber qué interminable

qué árido terreno transita el que no duerme

el que profana tumbas buscando su cadáver

el que flota en las aguas del dolor y la culpa

yo soy un rumbo aparte

el mar me condiciona a tu paisaje

y la noche me busca vivo o muerto.








Guillermo Bianchi (1970, Buenos Aires, Argentina)

De: "La luz de los vencidos", Enigma Editores, 2012


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