Arrugas
Se insinúa la sospecha de que su solución
sea nuestra ruina. Así se deshace el fuego.
Un remolino absorberá cualquier cosa,
hasta los besos de la boca. El laberinto
se hundirá en sus mismas paredes. Así los peces
serán heridas del agua, y será
el ruido de las hojas entre las hojas
como el olor del café en el aire, del tibio
holgazaneo en la cama, ya
desenfocado. Mientras
se consumen los dientes. Eh, sí
nos arrepentiremos de cada mueca de la boca,
hasta de las sonrisas que desarman. Dice
así alejándose: a veces me ayuda pensar
en décimas de octavas, o mirar en la pared
las manchas de humedad que el enlucido
muda en figuras enigmáticas.
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