Eduardo Ainbinder





Eduardo Ainbinder





Ocelo del huracán









"Tanto hemos esperado

que cese este diluvio

que cuando las lluvias se detengan

también se detendrá nuestro corazón":

tu corazón -tormentoso- nos dice

que el diluvio no va a parar jamás,

los hechos son interminables: una lluvia

se suelda con otra, una puntada

tras puntada y el monstruo

"está cosido y camina". Por otra parte

si este tormento terminara

no tendríamos adonde ir.

Nos sentamos a esperar

que no pare la lluvia, como si en ella

hubiésemos depositado toda nuestra fe.





Casa de citas






Durante el viaje -no hubo accidentes


en la ruta- salvo la chatarra

de mariposas muertas

pegadas al radiador del auto.

La luz de Rembrandt mantuvo despiertos

a otros insectos, quiero decir: las cosas

suceden a las cosas

con fe ciega: -rápidamente- un hotel

se levanta en el centro del campo

cuando bastaría con que

un cerebro encerrándose en sí mismo pudiera

pedir refugio de los propios pensamientos.





Eduardo Ainbinder (1968, Buenos Aires, Argentina)


Imagen: edicionesgogymagog.blogspot.com

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