Ceguera
Y son fieras las manos atadas
en la cicatriz del tormento,
amurallando el vasto sueño
por donde vagan latidos desiguales
que dejó el espejismo de una noche
con el hombre royendo su congoja.
El terror anda por la voz como un peligro,
como un vértigo voraz
que pasa apoyado en la ceguera,
empuñando la sombra para descifrar el universo.
Y los ojos pierden su luz en el abismo
donde flota, desierta, la caricia.
A la vista del placer reposa el cautivo.
Una larga cabellera de relámpagos
atraviesa la calle interminable
y una mujer pierde la vida para siempre
Celia Clara Fischer (Buenos Aires, Argentina)
De: "Samotracia", Tiago Biavez, 1999.
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